A partir del 2003, comenzamos a salir de la oscura noche neoliberal para volver a tener esperanzas en un proyecto de país en donde la justicia social, la soberanía y la libertad sean los pilares de una nueva realidad política y social.
Poco a poco fuimos reconquistando nuestra dignidad, con la recuperación de la cultura del trabajo, la estatización de las jubilaciones privadas, la movilidad salarial, en el camino de la gran batalla por la redistribución del ingreso.
“Sea este 1° de Mayo la fiesta de un gobierno y de un pueblo de trabajadores -dijo Perón el 1° de Mayo de 1948, en el acto realizado en la Avenida Nueve de Julio -, fiesta de hermanos que se reúnen en este acto en un abrazo sincero de argentinos, sin distinción de jerarquías, ni de castas, ni de clases. Todos iguales, con los mismos derechos y las mismas obligaciones, frente a la Patria y frente a la historia”.
Por los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron ejecutados por su participación en las jornadas de lucha por las ocho horas, a quienes la historia del pueblo trabajador recuerda en esta fecha, por el gobierno peronista que plasmo en su programa estas reivindicaciones, que décadas de oprobio militar y liberal trataron de destruir, por los compañeros que murieron en la resistencia a las fuerzas de la antipatria, por los trabajadores desaparecidos durante la dictadura, por todos ellos,
a un año del bicentenario del nacimiento de nuestra nación, los trabajadores debemos volver a ser la columna vertebral del proyecto nacional, que nos lleve a nuestra añorada y definitiva liberación nacional y social.