Dieciséis rosas rojas nacidas de madrugada.
Fue un 22 de agosto
al filo de la madrugada
uniformada y sombría
la traición abrió sus alas
y nadie ha dado razones
nadie las grita o las halla.
Un latido de fusiles
comprometiendo batallas
destino de carne joven
para un huracán de balas.
Muda en los pechos florece
la garra de la metralla.
¡Cuán yertes están sus cuerpos…!
¡Cuán firmes vibran sus almas!
La noche era un alto rostro
Helado viento de escarcha
con dieciséis ROSAS ROJAS
tendidas cara a lo alto
y una lágrima cayendo
desde una estrella lejana.
¡Qué solo se queda el pueblo
cuando a sus hijos se mata!
¡Qué sola queda la tierra
si el guerrillero le falta!
Desde los puños cerrados
mudos en la boca estallan
los juramentos y asombros
de todo un pueblo indignado.
¡Ay, del que soltó su odio!
Rabioso perro cegado,
traicionero y a mansalva.
Habrá justicia si un día
su absurdo crimen paga
y dieciséis ROSAS ROJAS
nacidas de madrugada
florecerán cada agosto
en la TIERRA LIBERADA.
Escrito por el “Negro” Montenegro, obrero ferroviario tucumano, desde la cárcel, a poco tiempo de la Masacre de Trelew.