Diferentes organizaciones sociales se dieron cita en Plaza Congreso en un fallo histórico sumamente importante que se erige como uno de los principales triunfos en estos 30 años de democracia. Además se para como práctica jurídica antimonopólica garantizando la pluralidad de voces en todo el territorio de la república Argentina. De esta manera la ley establece las bases de una comunicación con mayor democracia, garantiza el desarrollo de las políticas públicas y genera nuevas fuentes laborales de cara al futuro.
La bisagra comunicacional que se abre a partir de la plena vigencia de la LSCA, es el resultado de la lucha incansable de comunicadores populares, técnicos de prensa, artistas, docentes, legisladores y de todos los que desde hace más de 20 años vienen poniéndole el pecho a la construcción de la realidad desde la comunicación popular, batallando a los monopolios.
Este logro de la democracia es para que todos podamos acceder al derecho de estar informados con una amplia formación de agenda, y para que no sean las empresas y sus lobbys los encargados de sesgar y construir una sola verdad desde el peso del poder concentrado.
“Tenemos la ley y ahora debemos ampliar la producción de contenidos desde todas las voces y construcciones posibles, sin tener que depender de la reducción unitaria y oligopólica de los medios dominantes”, expresó Federico Martelli, secretario general del MUP. Martelli, quien estuvo en el escenario que se montó en el Congreso junto al titular del AFSCA, Martín Sabatella, funcionarios y personalidades de la cultura. En la plaza, también estuvieron presentes Cecilia Gómez Mirada y Lautaro González, miembros de la Mesa Nacional del MUP, junto a referentes y militantes del movimiento.
Mientras el monopolio ve caer sus acciones en la bolsa, las cooperativas de comunicación popular se preparan para ser las encargadas de tomar las licencias de las que se desprenderá el grupo manejado por el CEO Héctor Magnetto, el mismo que se apropió de Papel Prensa con la complicidad de la última dictadura; el mismo que volteó a Alfonsín y con Ménem avaló la política de privatizar varias áreas del sector público. De esta manera Clarín supo construir el gran emporio mediático; el mismo que siempre se creyó detentar el puesto mayor al de presidente de la república.
Ahora la sartén por el mango la tiene el pueblo, gracias a Néstor, Cristina y a Ricardo Alfonsín, quien en los ’80 propuso un proyecto de ley de medios de la democracia, que nunca pudo llegar a materializarse. Hoy ese proyecto es una realidad.