Nosotros como peronistas, no podemos quedarnos de brazos cruzados sin reaccionar, al menos discursivamente, antes quiénes no sólo se rasgan las vestiduras, sino que lisa y llanamente, se ríen en la cara de todos y cada uno de nosotros.
En política no existen los absolutos, mucho menos la ética (lamentablemente), pero para algunos existen las convicciones.
Ninguno de los que forman parte de nuestro espacio dentro del Peronismo, declararía alguna vez que viene trabajando por la pobreza, sin antes no realizar un informe detallado de lo que realizo para combatirla, mucho meno sí ha sido funcionario de gobierno, tanto el que suscriba o su cónyuge.
Ninguno de nosotros, ocultaría su declaración jurada de bienes, y por convicciones defenderíamos cualquier gobierno que haya accedido por el voto popular, sosteniendo un proyecto nacional y popular, más allá de aciertos y errores, pero nunca formaríamos parte de un partido golpista, y en tal caso, sí lo hicieron nuestras generaciones anteriores, pediríamos perdón público por los errores de nuestros abuelos antes de hablar de nuestros nietos.
No nos asustamos que utilicen a Dios, como utilizan a nuestra Virgen de Itatí y al Gaucho Gil, para crear lazos de identidad, aunque más no fuera por el color insignia de ciertos partidos, nos asustamos eso sí, que a través de la más virtuosa estrategia diabólica, de hacernos creer que el mal no existe, se intenten travestir de políticos preocupados por lo más fundamental, cuando nada hicieron y hasta se podría sospechar que se beneficiaron o usufructuaron de las mieles del poder, para provecho de unos pocos en desmedros de los más, que en tiempos de campaña dicen querer defender.
Lo más lamentable de todo, es que aún así, pidan a la ciudadanía que les confíe el voto. El voto no se pide, el voto se gana, a través del convencimiento de las acciones que uno realiza, no por la apelación a temores, a Dios, o a imperativos, como en su momento fue el pavor que generaban las votas de los militares, algo que debe producir nostalgia en muchos y que lo intentan regenerar, por intermedio de palabras tan falaces, que suenan como disparos de fusiles en las entrañas más profundas, que no son ni más ni menos que el burlarse de la esperanza de los pobres, sin ningún tipo de prurito o de incomodidad, a los efectos de garrapiñar algún votito más.
Esos votos que no se permitieron emitir en los ¨70, que la ciudadanía se los dio en los ´80 para que no hicieran nada más que aumentar la pobreza en la provincia, esos votos que no se respetaron en los ´90 cuando en la alquimia del colegio electoral se despojo al pueblo de la elección que había hecho por el proyecto peronista, esos votos que detrás del saco de los radicales obtuvieron en los últimos años para que meses después se peleen en el poder, esos votos, que ahora piden, no los tendrán, si no rinden cuentas primero de lo que hicieron, pidiendo perdón por los malos resultados, y mucho menos lo tendrán, sí se ríen de nosotros hablando de pobreza.
MUP CORRIENTES