Documento aprobado en el Plenario Provincial

Documento aprobado en el Plenario Provincial

UNA HISTORIA DE LA QUE APRENDER  

El Proyecto Nacional, en tanto proyecto político, económico, social y cultural debe necesariamente su existencia a la búsqueda de la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.  

Las tres banderas históricas sirvieron y sirven de orientación general para la acción de gobierno y son el medio por el cual los militantes del campo nacional y popular queremos concretar la felicidad de nuestro pueblo y la grandeza de la nación.  

Pero estas banderas han sido caras para los argentinos. Desde el nacimiento mismo de la patria, aquellos que han trabajado históricamente para los intereses coloniales o de los imperios de turno, no han dudado de provocar los más crueles actos en función de preservar los intereses de una minoría angurrienta que desprecia a las mayorías nacionales.  

La traición de Rivadavia a la unidad continental, el fusilamiento de Dorrego, las masacres de la semana trágica y la patagonia, los bombardeos en la plaza, los 30000 mil desaparecidos y el genocidio neoliberal son tan solo los ejemplos más terribles de los crímenes de una clase que desea mantener sus privilegios de cualquier modo.  

El Proyecto Nacional, que arranca incluso antes del 25 de mayo de 1810, que puede encontrar sus rastros en la resistencia a las invasiones inglesas y más atrás; alcanzó su realización entre los años 1946 y 1955, decenio en el que el país recuperó las riendas de su destino tras años de ignominia.   Juan Perón y Eva Duarte fueron los conductores de un proyecto que transformaría la Argentina para siempre.  

Y es importante hoy, en las vísperas de otro 22 de agosto, señalar con vehemencia que aquellos años de verdadera revolución en paz, fueron posibles no solo por los conductores, sino principalmente porque había un pueblo deseoso de protagonizar esos cambios.    

Sobre las bases de un movimiento obrero organizado y del sector nacional de las fuerzas armadas, Perón y Evita pudieron en tan solo unos años, nada en nuestra historia, transformar económica y socialmente el país, pero lo principal fue sin lugar a dudas el cambio cultural: había nacido la era del protagonismo de los humildes en la vida pública.  

Hasta ese 17 de octubre el pueblo trabajador no conocía más que derrotas y sufrimientos. Nunca antes le había impuesto a un gobierno la decisión colectiva de una mayoría sin nombre.  

Y en este momento se hace necesario rememorar aquel cabildo histórico del 22 de agosto para comprender la magnitud del poder al que enfrentamos. Como cada hecho que nos deja la historia, este tiene varias aristas para mirar.  

Esta el relato sobre la virtud de Evita, del “renuncio a los honores pero no a la lucha”. Está también la necesidad de comprender que detrás del renunciamiento había una relación de fuerzas desfavorable, que en ese momento le impidió a la CGT, a los dos millones de trabajadores parados ahí en la 9 de julio, imponer la candidatura de Evita.  

Las elecciones se ganaron de manera contundente, y la tranquilidad del 52 fue la derrota sin lucha del 55.   Como decía John William Cook en las cartas al padre Benítez, perdimos por no ser revolucionarios, por tratar de remendar con jirones presentables de una clase política impresentable, la democracia representativa  

UNA SITUACIÓN DIFICIL  

Hoy, con la distancia obvia entre un acontecimiento y otro podemos señalar que la victoria sin protagonismo popular del 2007, fue la derrota sin lucha del 28 de junio de 2009.  

No porque pretendamos trasvolar un hecho de hace 50 años y montarlo sobre el presente, sino porque es el destino de todos los proyectos nacionales y populares en el mundo.  

Si en el tiempo en que dura la confianza de los sectores medios y en el que tardan en reacomodarse las fuerzas reaccionarias el Movimiento Nacional no se fortalece como actor hegemónico, muy difícilmente pueda sostener un gobierno popular cuando llega la oleada reaccionaria.  

Como señalamos en la solicitada que publicamos en Página 12 “Se insistió en el error de creer que la sola satisfacción de necesidades (trabajo, vivienda, salario, educación, inclusión, etc) convence y enamora al conjunto de los trabajadores y basta para generar apropiación del proyecto por los compañeros.   Esas flaquezas están en el triunfalismo de quienes creyeron que todo dependía de manejar las variables de superestructura política y mantener en el redil a los lobos disfrazados de corderos. De creer que la suma de las tácticas hace a la estrategia y que la conducción personalizada puede reemplazar a la articulación orgánica con las organizaciones libres del pueblo.   Reafirmamos entonces que es necesaria una estrategia de construcción de poder propio, de poder popular organizado, no solo en defensa del gobierno y sus iniciativas, sino que también sea parte de la elaboración y toma de decisiones sobre las mismas.”  

Ya en agosto de 2007, en los Plenarios de la Militancia señalamos:

“En segundo lugar, quería agregar que por más que Cristina continué lo iniciado por Kirchner y por más que los próximos cuatro años sean tan buenos como estos, si nosotros no incorporamos a la gente, no incorporamos a los humildes, no incorporamos a los trabajadores a este proyecto político, en el momento en que las papas empiecen a quemar no vamos a tener con que afrontar los problemas que se vienen, como, por ejemplo, el grupo Clarín decidió apretar un poquito y el panorama del país cambió totalmente. Hace seis meses parecía que estaba todo bien y ahora parece que esta todo mal porque es evidente que la decisión desde arriba es salir a confrontar.   Cuando el grupo Clarín logre entroncarse con un candidato como Macri y logre entroncarse con alguna dificultad que tenga Cristina ahí va ser cuando se van a ver los problemas, y ahí va ser cuando los que hoy se dicen kirchneristas van a apegar el salto hacia otro poder porque está claro que gran parte de la estructura del PJ va a atrás del poder ya sea por Menem, por Duhalde, por Kirchner.”    

La certeza sobre el desenvolvimiento de los acontecimientos no nos sirve en absoluto para contentarnos.

El “yo te avisé” acá no corre como reproche sino como tranquilidad de que nuestro Movimiento cuanta con cuadros políticos capaces de leer la realidad y proyectar estratégias, incluso a costo de ir contra la corriente mayoritaria de opinión en su momento.  

 También nos pone en una responsabilidad mayor a la hora de ser protagonistas en defensa del modelo y del proyecto.   Hoy estamos ante una coyuntura compleja, en la que la conducción de los compañeros Néstor y Cristina no parecen inclinados a la construcción de una fuerza política para reconstruir poder de representación popular.  

Por el contrario la política parece haberse refugiado en la superestructura y todas las iniciativas pasan por el Congreso o por la acción misma de la Presidenta.  

 La acción política se ha retirado casi totalmente de las calles, de las unidades básicas, del pueblo y se ha restringido a la representación institucional, que siempre fue, es y será el terreno del status quo, más aun cuando no se tiene mayoría.  

La necesidad de construir una mayoría parlamentaria es real y de no hacerlo poco sentido tendrían estos dos años que nos quedan. Pero hacerlo sobre la base de acuerdos superestructurales sin protagonismo de la militancia y sin la interpelación a la sociedad nos dejan más que nunca de rehenes de los sectores que hoy pueden prestar su voto y mañana no.  

Esta semana hemos tenido el claro ejemplo del Senado, donde por el voto de la senadora Latorre pudo pasar el dictamen de mayoría que mantuvo en pie las facultades delegadas. ¿Que hubiera pasado si Latorre votaba en contra? Hubiéramos tenido otra noche como la de la 125. Latorre argumentó que “defendía la gobernabilidad” y Reuteman contesto rompiendo el bloque que juntos conformaban, demostrando la disposición que tiene el ex F1 para desestabilizar al gobierno si de su voto dependiera.   Una vez más la estabilidad del proyecto atada a la voluntad de una senadora que bien podría haber votado otra cosa.  

 UNA OPORTUNIDAD PARA CONSTRUIR  

Para nuestro Movimiento es una coyuntura difícil ya que al no tener peso institucional hemos sido relegados de la escena política y nos ha costado construir una agenda de protagonismo del 28 de junio a esta parte.  

Esta crisis puede por otra parte representar una oportunidad para el Movimiento. Por un lado porque nuestro nivel de organización nos puede convertir en una estructura receptora de cuadros que no encuentran un espacio donde desarrollar la militancia, un espacio que funcione como marco de referencia y en el cual se pueda debatir la línea política.  

A su vez porque esta distancia con la conducción del proyecto nos obliga a crecer con un perfil propio, a que nuestros cuadros ya no aparezcan atados a una representación del Gobierno Nacional sino que construyan una representación propia.  

Se abre una etapa en la cual ya nadie hará por nosotros lo que nosotros mismos no hagamos. En la que la fuerza territorial, las candidaturas y la estructura va a depender de la formación de los cuadros, de las alianzas distritales o regionales y del trabajo propio.    

 Para esta etapa que se abre debemos trabajar centralmente con tres ejes rectores  

·La formación de cuadros: Para dar un salto cuantitativo en los núcleos dirigentes de nuestro Movimiento, partiendo de la idea de que una fuerza con pocos cuadros dirigentes es una fuerza destinada a pequeñas cosas.  

· La acumulación de estructura, entendiendo que no se puede hacer política sin fortaleza económica y logística.  

·La democracia interna, para hacer protagonistas a los militantes de la vida interna del Movimiento, para detectar a los nuevos cuadros, para enriquecer la línea política y para mantener la unidad interna.  

Y estos tres ejes debes ser la base del trabajo en  

 ·Fuerza territorial: Profundizar el trabajo en curso para transformar los locales en centros de referencia territorial, donde se articulen las políticas sociales, económicas culturales y políticas.  

·Institucionalización: terminar la inscripción del partido MUP y acelerar la incorporación de compañeros a la conducción del Partido Justicialista.  

·Juventud y universidad: Dar más impulso a la política de juventud. Promover a los cuadros jóvenes a espacios de conducción del Movimiento. Desarrollar una política más activa en torno a las Universidades.  

·Equipos técnicos: Profundizar iniciativas como Nueva Argentina para agrupar cuadros técnicos.   ·

Comunicación: Desarrollar el espacio de multimedios y potenciar herramientas de comunicación para la militancia.  

Este Plenario nos servirá para debatir estas cuestiones y profundizar los debates de cara al Plenario Nacional del 7 de noviembre. Estamos ante un momento trascendental en la historia de nuestro continente. A 200 años de los procesos de independencia, Latinoamérica vive tiempos de cambio y por primera vez en mucho tiempo los sueños de emancipación son una realidad.  

 Por el camino de los libertadores, por el camino de Juan y Eva Perón, por el camino de los 30 mil y en homenaje a los Mártires de Trelew hoy más que nunca ¡arriba los que luchan!