Con el sócalo “Los congelados de Moreno” nuestro secretario general, Federico Martelli; Ariel Geandet (Movimiento Evita); José Anchorena (Fundación Pensar); Yolanda Durán (Presidenta de CEDEAPSA); Sandra González (Presidenta de ADECUA) y Carlos Comi (diputado nacional por la CC) debatieron anoche sobre el control de precios, teniendo en cuenta el eje del programa que lanzó la semana pasada la Presidenta con el nombre "Mirar para cuidar".
Algunos pasajes sobresalientes del debate:
Mónica Gutiérrez: “el campo está llorando las condiciones en las que se trabaja porque se ha reducido mucho la producción de algunos alimentos básicos para un país que puede producir hasta para 400 millones de personas”.
Martelli:”todos tenemos que hacer el esfuerzo; la producción de leche ha crecido en estos 10 años, pasamos de 6 mil millones de litros a 10 mil millones de litros; tenemos este año la segunda producción de soja de la historia. Cristina es clave cuando dice que va a priorizar a los sectores más humildes a la hora de tener una soberanía alimentaria”.
Anchorena: “no coincido con nada de lo que dijeron en la otra mesa; el marco contextual de esto es la inflación que es muy alta. Es verdad que ha disminuido en alimentos y bebidas de 24 a 20%, pero después tenés muchos productos como el combustible que suben estrepitosamente. YPF no tiene recursos y tiene que salir a aumentar los precios (…)”. “Cuando se miden en salario real vemos que durante el año pasado y éste, han caído; el poder adquisitivo de lo que cobra uno en pesos cayó (…)”. “La inflación está siendo generada por el gobierno con un banco central que no se ocupa de eso. El gobierno gana con esto, porque tiene 30 % más por año para gastar”.
Carlos Comi: “la inflación se basa en una relación de confianza, como el mercado paralelo. La gente ¿por qué compra dólares? porque siente que las cosas pueden estar peor. Si nosotros pensamos que la inflación se la controla con un control de precios de este tipo-que no está mal, ni quiero estigmatizar a los militantes- estamos yendo por el camino equivocado, porque sabemos que no funciona. Se hizo en el plan austral del que participé como convocado a controlar precios. Dura dos o tres meses y no funciona más (…)”.
Mónica Gutiérrez: “El transporte supone una incidencia muy alta en el precio de los alimentos, no sólo del productor que lo saca del lugar de producción, sino también en la cadena posterior”.
Martelli:”la cadena de intermediación, evidentemente juega un papel clave a la hora de definir los precios. Hoy a la mañana estuve en el supermercado COTO que tiene la papa negra en un valor a $7, en oferta hoy a $5. Sin embargo, tenemos en el mercado central la bolsa de 25kg a $38/$40. O sea, si en el mercado central la papa cuesta $1,50 el kg, cómo puede ser que en un supermercado que está a 60 km, cueste entre $5 y $7. Hay evidentemente un nivel de rentabilidad que no se puede explicar por parte de algunas cadenas grandes de supermercados”.
“Nosotros vamos a controlar, y para ello les pedimos colaboración, porque remarcar 200 o 300 por ciento, no tiene ninguna lógica”.
“Se busca un acuerdo de precios que es voluntario, no se imponen precios máximos sino que se acuerdan con los super que tienen más rentabilidad y lo que nosotros tenemos que salir a discutir es la cadena de producción y comercialización”.
“Hoy hay 12 millones de argentinos que están consumiendo porque son sujetos de derecho, 2 millones de jubilados, 4 millones de niños y niñas que reciben la Asignación Universal por Hijo/a, 1 millón de nuevos pensionados y 4 millones de puestos de trabajo. Por eso pasamos de consumir menos de 100 litros de leche en el año 2002 a consumir más de 130 litros por persona por año. En la leche hay dos grandes empresas que concentran el 80% de la producción. Si nosotros cada vez que aumentamos la AUH, cada vez que damos paritarias, este conjunto de productores y comercializadores pretenden recuperar rentabilidad aumentando el precio, entonces distorsionamos la política oficial”.
Mirar para cuidar
La no implementación de los listados con los precios acordados podrá ser denunciada por los consumidores a través de la línea gratuita 0800-666-1518 que comenzará a funcionar a partir de este sábado, en el marco del plan "Mirar para Cuidar", que el miércoles pasado lanzara la Presidenta de la Nación junto a Intendentes, ONG's y organizaciones sociales.
Documento de formación del Centro de Estudios para la Nueva Argentina: “La Inflación”
Escriben: Juan Cruz Contreras (economista y miembro de Nueva Argentina) y Rufino Almeida (miembro de la mesa ejecutiva nacional del MUP y referente del frente de Economía y Trabajo).
Ejes
1. Definiciones básicas para entender qué discutimos. ¿Qué implica que haya inflación?
2. Explicaciones de la inflación: Los precios, ¿los sube el gobierno? ¿O los suben los empresarios?
3. ¿Qué hacer contra la inflación?
1. Definiciones básicas para entender qué discutimos. ¿Qué implica que haya inflación?
Inflación y dólar en la historia argentina reciente.
Para comprender mejor los procesos económicos, políticos y sociales que vamos a abordar, conviene dar algunas definiciones prácticas, para entender mejor de qué hablamos cuando decimos “ahora hay inflación”, “en 2002 hubo una devaluación del peso del 1 a 1 al 3 a 1”, “en el ’89 había Hiperinflación”, entonces:
• Inflación es el aumento sostenido del nivel general de precios, o sea un aumento de todos los precios de la economía argentina.
• Hiperinflación: es el proceso de aumento descontrolado de los precios, aumentan 3 ó 4 veces por día, la inflación anual con Alfonsín llegó al 3600%, eso fue hiperinflación.
• Variación (suba, baja o mantenimiento) de algunos precios: es el aumento de precios, no todos, por alguna razón particular: estacionalidad, un acomodamiento ante el aumento de algún insumo externo, por la reabsorción empresarial de las mejoras salariales o también se da la suba de muchos precios, pero no de otros claves en la economía general (por ejemplo, los que poseen un subsidio estatal: el transporte público, la electricidad, el gas, etc.).
Nuestro pueblo cuenta con una historia reciente muy vinculada a la inflación (como una forma maliciosa de pérdida de valor del peso argentino y del poder adquisitivo del salario) en tanto aumentaban los precios y quedaban retrasados los salarios. Especialmente a partir de los episodios de inflación con caída salarial durante la dictadura y la posterior hiperinflación sucedida a fines de los ’80 durante el gobierno de R. Alfonsín y los enjuagues del Menemismo previos a la nefasta Ley de Convertibilidad por la cual ancló en 1 a 1 el Peso con el Dólar, pero también convalidó los valores salariales resultantes de la hiperinflación (Plan BB por Bunge y Born , Multinacional a la que había entregado el Ministerio de Economía y terminó en la segunda hiperinflación; Plan Bonex de Erman González, que confiscó plazos fijos equivalentes al 60% de la base monetaria).
A esos antecedentes traumáticos de la hiperinflación, se agrega más recientemente el “Corralito” (esta vez Cavallo busca desactivar su propia bomba inflacionaria y la corrida al dólar reteniendo por Decreto en los bancos los ahorros en pesos de miles de argentinos en 2001), afirmando una salida desesperada como costumbre ya arraigada en la sociedad argentina, cual es la preferencia de ahorrar en dólares y no en pesos constituyendo una relación compleja y equivoca ya que el dólar es tomado por los sectores medios y altos como una forma de ahorro y de reserva de valor frente a la incertidumbre económica. Por estos motivos, el tema de la inflación y la restricción a la compra de dólares es tan sensible para ser abordado y por eso también esos dos temas, (inflación y dólar) son utilizados con la intencionalidad política clara de generar temor y caos y así erosionar las políticas económicas nacionales y la legitimidad del gobierno popular de CFK.
Esto nos obliga como militantes a formarnos para dar el debate entre nosotros y con los amigos, compañeros y vecinos que ven este proceso con otra mirada.
Hiperinflación en los ’80, estabilidad en los ’90 e inflación moderada en 2003-2012
Si bien la inflación promedio de los últimos diez años es prácticamente de las más bajas de todas las etapas económicas argentinas, no deja de ser un tema muy importante para discutir para ver qué implica tener aumento de precios (incluidos los salarios, jubilaciones, asignaciones y los subsidios), qué causas tiene y quiénes son los beneficiados y perjudicados en estos procesos. En general, una parte de la sociedad añora la “estabilidad” de los ’90, pero no mira ni los orígenes ni los catastróficos resultados que ese modelo económico tuvo en 2001.
Veamos esto más en detalle:
En los ’90 no tuvimos inflación durante 10 años, es cierto, pero ese proceso terminó con el país fundido en lo económico y con una crisis política y social sin dimensiones en la historia argentina: 50% de argentinos sumidos en la pobreza, 40% en la indigencia, más de 20% de desocupados. Claramente, los sectores populares no sufrieron la inflación por aumento de precios, pero sí fueron perdiendo poder adquisitivo lisa y llanamente a partir de la ausencia de empleo (es decir la imposibilidad de percibir ningún salario) produciéndose una gran transferencia de riqueza desde los sectores más humildes hacia los más ricos y cada vez más concentrados. Grandes masas de gente perdieron su trabajo e incluso a los que podían ahorrar les incautaron sus ahorros (el Corralito).
Además de abaratar el valor salarial y los costos empresariales por desocupación y por eliminación de aportes patronales; las Corporaciones y el sistema bancario internacional con el FMI a la cabeza controlaron el país y se hicieron de las empresas estatales que eran de todos, a través de la propiedad estatal (los trenes, Aerolíneas, las jubilaciones, los teléfonos, YPF). O sea, no tuvimos inflación, sí, pero después de esos 10 años perdimos nuestros trabajos, los ahorros, las empresas públicas, en definitiva, los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres, entonces ¿sirvió no tener inflación?
Dicho de otra forma, ¿que no haya inflación es una buena señal económica o más bien debemos analizar todo un periodo económico y sus resultados y en qué contextos económicos se producen los aumentos de precios y cómo se relacionan esos precios con el poder adquisitivo de los salarios?
Recordemos que durante los ’90 los aumentos de salarios y de precios estaban prohibidos por la Ley de Convertibilidad que era la misma que fijaba que Un peso era igual a un dólar “el 1 a 1”. Este proceso nefasto concluyó el 19 y 20 diciembre de 2001 y durante 2002 tuvimos varios gobiernos de transición (Rodríguez Saa y Duhalde) que implementaron la devaluación del peso y un nuevo tipo de cambio (cercano a tres pesos por cada dólar).
En cambio, durante el mandato de Néstor Kirchner iniciado en 2003, el Estado vuelve a mediar entre Empresarios y trabajadores y reinstala las Paritarias, que es una mesa de negociación donde se pautan los aumentos anuales de los salarios para los trabajadores y también se actualiza el Salario mínimo vital y móvil. Esto permitió recomponer los ingresos de los trabajadores luego la devaluación y aumento de precios que siguieron a la devaluación del peso en 2002.
Se recuperó el trabajo con los 5 millones de puestos de trabajo nuevos, se permitió la jubilación de más de un millón de nuevos jubilados, se otorgó la Asignación Universal por Hijo (AUH) que cubre a alrededor de 3,5 millones de chicos, recuperamos el control de empresas claves como YPF, Aerolíneas, las AFJP, AySA, etc. Este gobierno pagó con los BODEN 2012 las deudas del Corralito de Cavallo y De la Rúa; el mercado interno volvió ser importante, lo que benefició a los pequeños comercios de barrio; bajó la pobreza, el 6,5 % del PBI que antes iba al pago de Deuda ahora se destina a la Educación, etc., etc., etc., y así podríamos seguir nombrando los logros del proyecto nacional y popular iniciado por Néstor Kirchner en 2003 y profundizado desde 2007 por la compañera Cristina Fernández de Kirchner. Que quede claro: el proceso iniciado en 2003 es el que más ha favorecido a los trabajadores por lo menos desde el primer peronismo, por eso tenemos que defenderlo.
2. Explicaciones de la inflación: Los precios, ¿los sube el gobierno? ¿O los suben los empresarios?
Todo lo dicho demostró que la administración política nacional del valor del dólar y el manejo de la variación de los precios nacionales relativos al mercado internacional lejos de ser una imagen inflacionaria con la que aterrorizan los medios a la población son herramientas de política pública indispensables para la soberanía y la justicia social.
Las variaciones de los precios durante el Kirchnerismo se pueden dividir en las siguientes etapas:
2002/2004: reacomodamiento de precios internos luego de la devaluación de febrero de 2002.
2005-2008: inflación leve.
2008-2012: Inflación moderada por suba de los precios internacionales (soja, trigo y maíz) e inflación por puja distributiva en una economía con sectores altamente concentrados (incluidos los supermercados, final de la cadena de comercialización).
Esto significa que luego del reacomodamiento de precios que implicó para las empresas la devaluación del 2002, los precios se mantuvieron relativamente estables acompañando la evolución de la recuperación del poder adquisitivo de los salarios hasta el año 2008, en el cual se conjugan algunos hechos económicos y políticos fundamentales.
A partir de 2008 se da una suba de los precios internacionales de las materias primas (soja, maíz, trigo, girasol, petróleo, etc.) que comienza a ser transmitida a la economía argentina, mediante el comercio con el exterior. Esto es lo que se denomina “inflación importada”, ya que esos precios externos que están aumentando desde 2008 se incorporan a los precios internos.
Como se sabe, el precio de los cereales y oleaginosas (soja, maíz, trigo, girasol, avena, cebada, etc.) se transmite luego a los precios de los alimentos que consumimos en nuestra mesa diaria (carnes, pollos, fideos, yerba, harinas, arroz, dulces) por diferentes mecanismos.
Un mecanismo es que de los cereales y oleaginosas que se producen en el campo salen las materias primas para producir otros alimentos (harinas, aceites, panificados, fideos, etc.), por lo tanto si aumenta el precio internacional de los granos, éstos se transmiten a la economía local, ya que los productores y exportadores pretenderán venderlos a quién más le pague.
Otro mecanismo es que el precio de la soja hace que la agricultura (producción de granos) compita por el uso de la tierra contra la ganadería y otras producciones primarias (lechería, hortalizas, maníes, algodón, etc.). Entonces si hacer soja da mucha más plata que criar vacas o tener un tambo, los productores van a preferir plantar más soja y menos de las otras producciones, por lo que se produce más soja para exportar y menos carnes, leche, verduras y otros cereales para consumir internamente y eso hace aumentar el precio de estas últimas.
El gobierno intentó desligar los precios internacionales que estaban aumentando de los precios locales, imponiendo un sistema de “retenciones móviles” con la Resolución 125 (el conflicto del proyecto nacional contra las patronales agrarias, mal llamado “el conflicto del campo”) de modo que los precios locales no aumenten junto con los precios internacionales. Era una forma de proteger nuestra mesa, nuestros alimentos, de los vaivenes de la economía internacional. Como sabemos, la medida no pudo ser implementada por la fuerte resistencia de los empresarios agrarios (la mesa de enlace), las corporaciones mediáticas (Clarín, La Nación, Perfil) y el gran capital de los agronegocios (Monsanto, Dow Agro Science, Bunge, Noble, Cargill, etc.).
Luego de que los sectores privilegiados pudieran conservar sus posiciones dominantes dentro de la economía argentina gracias al “voto no positivo” de Cobos, el gobierno no pudo aplicar una herramienta clave (las retenciones móviles) para que los precios internos de los alimentos no siguieran el ritmo de aumentos de los precios internacionales.
Esto explica una parte importante de la inflación luego de 2008.
Adicionalmente, la economía argentina heredó de la etapa neoliberal (1976-2002) una estructura de mercado muy concentrada, lo que hace que sólo un par de empresas puedan manejar los precios locales. Veamos algunos ejemplos de concentración económica, no solo en alimentos:
Leche fluida: 2 empresas concentran el 66% del mercado (Sancor y Danone).
Pan lactal: 2 empresas concentran el 89% del mercado (Fargo y Bimbo).
Galletitas: 2 empresas concentran el 78% del mercado (Danone y Arcor).
Yerba mate: 4 empresas manejan el 40% del mercado y el 80% del procesamiento de la molienda: Grupo Las Marías (marcas Taragui, Unión, La Merced), Molinos Río de la Plata (Nobleza Gaucha), Hreñuk S.A. (Rosamonte), Corp. Gral. de Alimentos -adquirida por Molinos- (Cruz de Malta)
Chapa laminada en caliente: 1 empresa concentra el 84% del mercado (Siderar).
Chapa laminada en frío: 1 empresa concentra el 99% del mercado (Siderar).
Hierro redondo: 4 empresas concentran el 72% del mercado (Acindar, Bonelli, Siper, Acerbrag).
Cemento: 4 empresas concentran el 100 % del mercado (Loma Negra, Minetti, Avellaneda y Petroquímica
Comodoro Rivadavia).
Fertilizantes: 2 empresas concentran el 79% del mercado (Profertil y Petrobas).
Petroquímica Etileno: 3 empresas concentran el 100% del mercado (PBB Polisur, Petrobras e ICI Argentina).
A estos sectores productores de alimentos, pero también otras áreas claves para sostener el crecimiento como energía, acero, cemento, etc., se le suman en el caso de los alimentos que también hay una concentración en la distribución y comercialización final a través de los super e hipermercados y los autoservicios de origen oriental (“los chinos”).
Existe hoy en la Argentina un núcleo reducido de empresas que tienen las cadenas de supermercados con mayor número de establecimientos, las mayores superficies comerciales y las más altas facturaciones. Por ejemplo el Grupo Carrefour, juntando sus dos firmas (Carrefour y Día%) es el que más locales tiene: 600. El grupo Cencosud (cadenas Disco, Jumbo y Super VEA) 280 locales y COTO tiene 113 locales propios, por nombrar tres de los grupos más importantes. Los locales de origen chino no son “cadenas” sino bocas de expendio unitarias (cada local es independiente del resto) son 4688 en todo el país. Los otros autoservicios que no son “chinos” ni de las grandes cadenas suman 1234.
Siete son las firmas que componen un núcleo duro de la comercialización final: Carrefour, Cencosud, Coto, La Anónima, Nexos Partners (ex cadena Equi), Walmart y Casino. Estas, aunque reúnen sólo el 15% de las bocas totales del país, tienen la capacidad de vender el 58% del total alimentos y bebidas de la Argentina. Y sólo Carrefour, Cencosud y Coto representan el 70% del total de las ventas del sector en este rubro.
Adicionalmente, ese poder de mercado que les permite a las grandes cadenas concentrar nuestra demanda de alimentos les permite negociar mejor con sus proveedores y también lograr acuerdos con los bancos para otorgar descuentos por la compra con sus tarjetas de crédito y débito. Incluso han desarrollado sus marcas propias y que compiten con las segundas o terceras marcas de las empresas productoras de alimentos.
Este proceso que hemos presentado (aumento internacional del precio de la soja, concentración económica local, hiper y supermercados) da cuenta de la complejidad del tema de los “formadores de precios” y la inflación. Tenemos que tener claro que el gobierno solo mide los precios, los que aumentan los precios son las empresas, ya sean las que producen alimentos o las que los comercializan.
3. ¿Qué hacer contra la inflación?
En definitiva, lo que se está disputando mediante la suba intencionada y desmedida de precios, es quién se queda con el excedente generado por economía nacional: ¿los empresarios o los trabajadores y sectores populares organizados?
Una parte importante de los empresarios y sobre todo de las grandes corporaciones ligadas al capital internacional buscan ponerle un freno a la intervención del Estado en la economía para que ésta vuelva a ser manejada por ellos para sus propios intereses. La apropiación del excedente a través de los precios es una clara forma de limitar el proceso de redistribución del ingreso hacia los sectores medios y de menores ingresos iniciado en 2003 y una forma de volver a imponer un modelo de país excluyente y para pocos como el que vivimos durante el menemismo.
A nivel macro, el gobierno podría: intentar desligar los precios internacionales de los precios locales (es decir, volver a instalar la discusión sobre las retenciones móviles al agro, como en la resolución 125).
La otra iniciativa muy importante, sería actuar sobre la que nombramos como segunda causa de la inflación: los sectores económicos concentrados, sea por medio de más medidas de regulación y negociación sobre otros beneficios que reciben.
Al margen de las dos causas centrales que motorizan la inflación (aumento de precios internacionales y concentración económica local), se podría avanzar sobre nuevas formas de “discriminación positiva” en materia impositiva, por ejemplo se podría empezar debatir sobre cómo bajar el IVA de los alimentos (que es del 21% en muchos de ellos); una opción es con las tarjetas de débito para sectores de bajos ingresos se puede descontar más porcentaje del IVA que el actual (4.5%). Por supuesto que para que esta medida no desfinancie al estado habría que aumentar otros impuestos sobre los sectores con ganancias extraordinarias (el agro, las mineras, los bancos y seguros…) o los sectores de mayor poder adquisitivo (propietarios de inmuebles y bienes suntuosos). Otra alternativa, complementaria con las anteriores es masificar las experiencias de acceso a productos del Mercado Central y el Mercado concentrador de J.C. Paz, de modo que los bajos precios lleguen al Interior del país y al resto del Conurbano. Los mercados concentradores y/o mayoristas de verduras, carnes, lácteos, etc., pueden tener un impacto positivo en el acceso de los sectores populares a alimentos básicos a precios accesibles y no dejar que los alimentos sean utilizados para la especulación y el enriquecimiento de unos pocos actores concentrados.
Otro aspecto indispensable es la generación de nuevos actores económicos de conformación mixta entre pequeños empresarios, cooperativas y sistema público tanto en la producción como en la comercialización y logística de distribución de modo de desconcentrar el poder de la oferta hoy en manos de grandes pero pocos grupos económicos constituidos en los verdaderos formadores de precios.
A nivel de las organizaciones populares se pueden plantear:
Debatir y dar la discusión sobre las causas de la inflación es importante, para no dejar que los sectores que quieren crear caos y miedo con el tema inflacionario “ganen el sentido común” como pasó con el conflicto de la Resolución 125 (la pelea del Gobierno con “el Campo”, hasta el nombre nos impusieron ahí!)
También es importante discutir la necesidad de crear nuevas experiencias de acceso y consumo, sobre la base de las experiencias de “consumos colectivos” salteando intermediarios y comprando “al por mayor” que implicaban las formas Mutuales, organizando el poder de compra articulado a cooperativas o para negociar con las empresas privadas. Muchas organizaciones populares vienen desarrollando diferentes modalidades de compra colectiva de alimentos (verduras, carnes, lácteos), salteando intermediarios de forma de abaratar el precio, pero es indispensable desarrollar estrategias regionales que impliquen a los pequeños comerciantes, a los pequeños productores y cooperativas, bajo la promoción y conducción del sistema público.
A estas diferentes alternativas planteadas (mercados mayoristas, descuentos del IVA, compras comunitarias, circuitos de producción y consumo, etc.) hay que lograr implementarlas como política pública desde el estado, sea municipal, provincial y nacional, de forma de darle la fuerza necesaria para que los alimentos dejen de ser motivo de especulación financiera y de ganancias extraordinaria para unos pocos.
“Unidos, organizados y solidarios” implica también una tarea justamente de debate y reorganización de las prácticas diarias en temas tan centrales como son; dónde, cómo y a quién le compramos los alimentos día a día".
Bibliografía para seguir leyendo y formándose:
http://www.geenap.com.ar/ (ver Manual de la Militancia)
http://catedrajauretche.blogspot.com.ar/2012/09/en-el-bae-la-argentina-importa.html
http://www.facebook.com/pages/Nueva-Argentina/110854319001261?ref=hl
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-201668-2012-08-23.html
http://www.gestar.org.ar/articulos-y-analisis/204-a-20-anos-del-plan-de-convertibilidad
http://sur.infonews.com/notas/el-falso-debate-sobre-la-inflacion-y-los-agoreros-de-los-oligopolios
http://es.wikipedia.org/wiki/Plan_Bonex