Del panel también participaron como coordinador, Carlos Almenara (Solidaridad e Igualdad); Gastón Navarro (MIN); el diputado nacional, Carlos Raimundi; el diputado nacional por Mendoza, Alejandro Abraham; Jorge Kreines, secretario de Política Internacional del Partido Comunista y Jorge Poblete, quien se desempeña como jefe de asesores de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto de la HCDN de Mendoza.
A continuación compartimos el discurso del compañero Federico Martelli:
Para mejorar nuestra concepción, para formarnos, es la base de las herramientas que necesitamos para dar la pelea. Cuando uno piensa en el proyecto nacional, en el ideario nacional, en la disputa cultural que estamos dando, inmediatamente en la vereda de enfrente nos encontramos con quienes no sólo descreen, sino con los que se valen de la ironía, del maltrato hacia nuestras ideas, del absurdo, con el objetivo de poner al Frente para la Victoria, a nuestra Presidenta y a los que formamos parte y creemos en este proyecto, en un lugar de divague cuando expresamos nuestras ideas.
Tengo la mala costumbre de leer La Nación y Clarín todos los días, de levantarme haciendo un poco de zapping con Longobardi y otros programas radiales, porque creo que hay que saber qué es lo que piensa el enemigo para identificar los mecanismos por los cuáles trabajan sobre nosotros, sobre nuestra cultura y formación. Porque si hay algo que está haciendo bien el enemigo es ridiculizarnos a la vez que nos demoniza. Ridiculiza a CFK cuando va a la ONU a plantear de manera frontal la pelea con los fondos buitre, exponiendo que se va enfrentar con los dueños del mundo; ridiculiza a Cristina cuando ella dice que si le llegara a pasar algo tienen que mirar hacia el norte y no hacia oriente; ridiculizaron al compañero Ricardo Forster, cuando asumió la Secretaría de Pensamiento Nacional. Creo que esto es parte central de la disputa, de preguntarnos qué es el pensamiento nacional, qué es el proyecto nacional, cuáles son las ideas por la que nosotros nos movemos todos los días.
Siempre tengo una frase del ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Charles Guizot, un partidario de usar la fuerza en los países que decía en 1841 “hay en los Estados de América del sur dos grandes partidos, el europeo y el americano. El primero, el menos numeroso, comprende a los hombres más esclarecidos, los más familiarizados con las ideas de la civilización europea. El otro, el partido más apegado al suelo, impregnado de ideas puramente americanas, el de los campos (…), este partido ha deseado que la sociedad se desarrolle por sí misma, a su modo, sin préstamos ni relaciones con Europa. Éste partido puramente nacional está ahora en el poder y el General Rosas es el jefe del partido de los campos y es el enemigo del partido europeo”.
Creo que a la frase no hay que agregarle nada más, y lo triste es que pasaron 160 años y nuestros detractores siguen siendo exactamente los mismos. Y es por eso que debemos encontrar en esta concepción, en esta forma, el por qué de 200 años de independencia nacional sin poder construir la unidad suramericana. Ver, como decía el compañero Carlos Raymundi, que atrás de cada fracaso de construir una unión suramericana o latinoamericana estaban las garras del colonialismo o el imperialismo, que sólo querían quedarse con nuestros recursos económicos, sociales y culturales para financiar su desarrollo económico. Y uno piensa cuáles han sido los intentos, por ejemplo el más reciente, el que está en marcha, el que nació el 5 de noviembre de 2005 en Mar del Plata; como también el ABC de Perón.
Quizá el primer intento fue el Congreso anfictiónico de Panamá de 1826, que fue convocado por Simón Bolivar previo a la batalla de Ayacucho, donde Sucre sellara la independencia suramericana y expulsara a las tropas realistas. Ese congreso anfictiónico de Panamá, que fue precisamente convocado para construir una unidad continental que fracasó, entre otras cosas, porque nuestro presidente Bernardino Rivadavia aclaró que no iba a enviar delegados porque presentía que el liderazgo de la región iba a estar puesto en Estados Unidos. Vemos ahí también una conducta corriente en nuestros líderes políticos de tantos presidentes en todo este tiempo, que es básicamente la de buscar un país central al cual sujetarse, para tratar de enganchar el derrame, como nos dijeron en los ’90, para que las clases dominantes locales pudieran usufructuar algo de lo que se llevaban los países centrales.
Cuando nosotros vemos el devenir de toda esta historia, podemos tomar dimensión de los riesgos que enfrenta nuestra Presidenta, Evo, Maduro, que enfrentó Chávez Néstor o Lula, cuando en noviembre de 2005 decidieron terminar con el ALCA y resolvieron poner en marcha un modelo de desarrollo suramericano y latinoamericano.
Otra de las cuestiones sobre las que cabalgan nuestros opositores es la de descalificar la idea de que estamos bajo intentos destituyentes, intentos golpistas o amenazas de muerte. Y por supuesto hace falta recordar que durante los últimos doce años vivimos seis intentos de golpes de estado en la región: Venezuela en el 2002, Haití en el 2004, Honduras en el 2009, Ecuador en el 2011, Paraguay en el 2012, el intento frenado por la UNASUR en Bolivia. Entonces cuando nosotros decimos “Intentos Destituyentes”, cuando Cristina dice “Si nos pasa algo miren al norte”, nuestros opositores dicen “están exagerando” o “no saben lo que dicen” o “es ridículo el planteo”. Pero nosotros debemos tener bien en claro que no estamos hablando de los golpes de Estado de la doctrina de Seguridad Nacional quienes padecieron quienes me llevan unos cuantos años.
Entonces, cuando como espacio político encabezado por nuestra Presidenta denunciamos estos intentos destituyentes o intentos de golpe de Estado, tenemos un por qué, antecedentes históricos recientes que nos hablan de lo que pasó en nuestra América Latina.”
Ver video http://www.youtube.com/watch?v=X7iro48elJc&index=3&list=UUbMrc_baNX05j3sbwqOhifg