Los referentes mediáticos, expertos en todo y comprometidos en nada, salieron a convocar a la sociedad a que se movilice, que se exprese contra la inseguridad y levantaron el discurso de mano dura subyacente en los sectores medios.
“El que mata tiene que morir”, “los derechos humanos son para los delincuentes”, “que alguien haga algo”, y otras tantas frases similares fueron las propuestas brillantes que emergieron de Tinelli o Susana, que creen que porque saben entretener a la “gente” pueden ser representantes del sentir popular.
Y es que en parte lo son. Esta nota esta inspirada en una compañera del Movimiento, de uno de los barrios más pobres del sur del conurbano, que hace unos días me dijo “el que mata tiene que morir”. Pueden ser sus hijos, o los hijos de su hermana o de su vecino.
¿Querrá ver ella como el Estado sienta en la silla eléctrica a su sobrino de 13 años? Porque en el conurbano bonaerense ninguna madre está exenta de que sus pibes terminen en una madrugada cualquiera matando a otro pibe por un par de zapatillas.
El hecho es cómo un pibe de 15 años termina con un arma en la mano y paco en el bolsillo a las tres de la mañana en la rotonda de Burzaco. ¿Cómo llegó hasta ahí?
Nuestro gobernador, pieza central en esto, salió a respaldar a los famosos. Para Daniel Scioli son gente de bien que hizo la plata trabajando y están preocupados por la sociedad, al tiempo que prepara un código contravencional titulado “recuperemos la calle para la bonaerense”.
Este código, que retrotrae los derechos civiles a principios del siglo XX, no solo no traerá ninguna mejora sustancial en la seguridad pública, sino que la empeorará al darle a la Policía Bonaerense, principal articuladora del delito, más poder.
El nuevo código contiene artículos que penalizan la protesta social y están claramente dirigidos a las organizaciones sociales. El 80 señala “…quien circulare por la vía pública con atuendos destinados a ocultar su rostro de manera tal que impidiere u obstruyere su identificación, excepto que las circunstancias del caso lo justificaren. (…) Cuando ello aconteciere en el marco de marchas o reuniones tumultuosas no se reconocerán otras causales de justificación de aquellas que obedecieren a motivos religiosos, culturales, étnicos y sanitarios”
¿Son “los piqueteros” un problema para la seguridad pública? Por el contrario, las organizaciones sociales cumplen en los barrios un papel de integración social a través de la asistencia alimentaria, la tarea educativa, productiva y cultural, la organización política y la recuperación de la autoestima y el sentido de pertenencia a un colectivo.
Las organizaciones sociales y políticas son por lejos los más avanzado –con excepción de la escuela- de los barrios del conurbano, donde “los piqueteros” conviven con las cocinas de paco, los transas, los desarmaderos, los prostíbulos con paraguayitas, los comercios con mercadería robada (y no me refiero a kioscos), las organizaciones que venden terrenos fiscales, talleres clandestinos y mucho más.
Todo claro, bajo la atenta mirada y cuidado de la bonaerense. Drogas, tráfico de blancas, robo de autos y esclavitud son los negocios más rentables de la provincia.
Casualmente esta compañera del sur del conurbano me contaba como a la vuelta de su casa venden pasta base y cocaína y “la policía pasa, toca una sirena y se lleva la recaudación”. También me contó como hacen lo mismo con un pobre gil que vende compacts truchos, al que le sacan $80 por semana, menos dramático pero el mismo círculo recaudatorio.
En el año 2007, cuando todavía no se había lanzado la campaña electoral y ya se hablaba de que Daniel Scioli podía ser el candidato a Gobernador del Frente para la Victoria, no pocos militantes planteamos algunos reparos por la historia política del motonauta.
Las vueltas de la política determinaron que fuera el responsable de organizar la primera incursión de campaña de Scioli en territorio bonaerense. En Florencio Varela juntamos más de 1500 pibes que trabajaban con “proyectos adolescentes”, un programa destinado a los adolescentes en situación de riesgo, en una jornada multidisciplinaria en la que el entonces Vicepresidente recorrió los proyectos culturales, productivos, educativos y deportivos, habló con los pibes y hasta se dio el gusto de patear un penal, que quedó inmortalizado en Página/12 porque la pelota fue para un lado y el zapato voló para el otro.
En ese evento, en un aparte, me presentaron a Pepe Scioli, hermano del candidato. Conversando sobre la problemática social adolescente me preguntó que creía yo que había que hacer. Le contesté que en lo inmediato había que agarrar de las bolas a los comisarios para que no sigan metiendo paco y armas en las villas y que a cambio había que darles algún negocio con menos consecuencias directas.
Visto en perspectiva, parece que Scioli se llevó una mala imagen ese día. Dos años después suspendió el pago de los proyectos adolescentes que llevan 6 meses sin cobrar, le dio más poder a la policía y crecieron el paco y la circulación de armas. Las consecuencias están a la vista.
Las importantes reformas que venía introduciendo Leon Arslanian en la provincia comenzaron a ser derribadas una a una por Stornelli, principal impulsor del nuevo código que también castiga con detención los “escarches”, la prostitución, el merodeo, a los cartoneros, a los mendigos y a quienes no tengan dinero para pagar las multas de las contravenciones menores. Multas que en ningún caso tienen menos de tres ceros.
Si bien este engendro contravencional tiene muy pocas chances de ser aprobado, marca a las claras cual es la orientación en materia de seguridad del gobierno provincial.
Aunque está absolutamente comprobado que el endurecimiento de las penas y la baja de la edad de imputabilidad no solucionan nada, seguirán siendo el caballito de batalla de un sector político que se siente a gusto el argumento de la mano dura, porque da rating y suma “imagen positiva”.
Los pibes que hoy son el eje de esta controversia, crecieron durante la peor crisis social de la historia de nuestro país. Sobre la desindustrialización, la destrucción de la familia, de la escuela, del sistema de salud y de la integración social, se desarrollo este“enemigo social” que son los pibes chorros.
Hoy tienen entre 5 y 10 años los que reemplazarán a los actuales, cuando ya estén presos, muertos o el paco les haya sacado hasta la posibilidad de mantenerse parados.
¿Que la inseguridad hay que solucionarla hoy? Que corten de raíz el paco y la venta de armas, que se rediscutan los contenidos en los medios y que se le recorte el poder a la policía.
Claro que no se quiere hacer. LA INSEGURIDAD ES UN NEGOCIO.
Federico Martelli
Secretario General de la Mesa Nacional
MUP – FpV