Ahí está Néstor Kirchner dando la orden de bajar el cuadro de Videla, allá se lo ve con Hebe de Bonafini y con Estela Carlotto, en esa otra se abraza a Cristina Fernández ante una multitud en la Plaza de Mayo y, en la última, dice: “Fuerza todos”. Las imágenes se sucedían en una pantalla gigante del salón de actos del Colegio Nacional de La Plata, en un encuentro entre militantes peronistas de los setenta y de las juventudes kirchneristas. Los integrantes de la vieja Juventud Universitaria Peronista (JUP) y los de la nueva JUP no se quedaron en un recuerdo nostálgico del ex presidente, sino que debatieron sobre cómo organizar a la juventud que se mostró en el funeral.
La primera instantánea del encuentro intergeneracional: hombres canosos que se abrazaban en un nuevo reencuentro, jóvenes de La Cámpora que desplegaban su bandera en la entrada del imponente edificio del Colegio Nacional de La Plata o que conversaban a un costado de una fuente que recuerda a las 96 víctimas del terrorismo de Estado que fueron alumnos de ese secundario (el rector Gustavo Oliva destacó que las aulas llevan los nombres de los desaparecidos).
“Reivindicamos los ideales de la generación de los setenta, aunque en algunas cosas no pensamos ya: en ese momento había organizaciones armadas y hoy podemos construir en la democracia”, sostuvo Florencia, una ex alumna del Nacional de La Plata, de 24 años. Ojos claros, blusa a rayas con un pin con la cara de Néstor, zapatillas All Star, Florencia aclaró: “En 2001, la política era una mierda: no permitía nada. Nunca milité orgánicamente. Desde hace 20 días que fundamos La Cámpora de La Plata. Pero no fue la muerte de Néstor la que me llevó a militar, yo era kirchnerista de antes.”
Entre los que recibían abrazos frente a las cuatro columnas de la entrada estaba el diputado Jorge “El Pampa” Alvaro, que compartió la militancia en La Plata con Kirchner y con la Presidenta. “Néstor era como todos nosotros, que en 1971 combatíamos a la policía una vez por semana en La Plata. Hacíamos política sin celular. Poníamos plata en la agrupación (lo contrario de ahora). Nos juntábamos en el comedor universitario, que era como un foro. Mi primer discurso lo di ahí por la masacre de Trelew. Me acuerdo de que Néstor estaba”, recordó El Pampa, que era un dirigente del Frente Universitario para la Revolución Nacional (FURN), donde lo conoció a Kirchner. Luego pasó a militar con la Presidenta en un desprendimiento del FURN, llamado Federación de Agrupaciones Eva Perón (FAEV). “Cuando lo iba a ver a Olivos, Néstor me presentaba como ‘el traidor de la FAEV’ y yo le decía que era ‘un facho de la FURN’”, se reía El Pampa, que contó que el encuentro con los jóvenes se armó medio de casualidad para el mes de la muerte del ex presidente. “La idea es contarles a los chicos sobre nuestra experiencia, no bajarles línea”, planteó.
Del mimeógrafo al celular
–Néstor no se murió –corearon los jóvenes al comienzo, y luego se largaron con la marcha peronista. Había manos en “V” de veinteañeros y de algunos que ya pasaban las seis décadas.
–Chicos, chicos, vamos a cerrar con la marcha –les pidió Alvaro.
Junto a él estaba sentada Emilce Moller y entre el público, Gustavo Calotti, dos sobrevivientes de La Noche de los Lápices. “Nuestra identidad política se había congelado en el relato sobre la dictadura y no podíamos explicar la alegría que sentíamos al militar. Hoy nos resulta más fácil. Hay que repensar lo que hicimos, quizá no sirva hoy, aunque retomamos muchos ideales”, sostuvo Moller. “Fuimos la generación del setenta, pero también somos la del 2010: estamos enteros y no nos han vencidos”, reflexionó, antes de que los aplausos inundaran el salón.
“No alcanza con mirar 6,7,8 o poner alguna frase en Facebook. Hay que militar con Cristina, que nos necesita organizados”, señaló la ex diputada Claudia Bertazza, quien no dejó de advertir sobre los sectores de los noventa “que conviven en nuestro propio espacio, que se supone renovado”.
–Piensen qué preguntarnos, sobre todo los muchachos –pidió un panelista.
–Y las chicas –acotó desde su butaca una militante de los setenta.
–Ya empezamos con los quilombos… Las compañeras y los compañeros.
Por la juventud kirchnerista habló el secretario del Movimiento de Unidad Popular (MUP) Federico Martelli. “Mi generación empezó a militar en los noventa, cuando desaparecía acá Miguel Bru, cuando nos reprimía la que –para Eduardo Duhalde– era la mejor policía del mundo. No era la represión que vivieron ustedes, pero cada marcha por La Noche de los Lápices terminaba con gases lacrimógenos”, remarcó. “A ustedes los conocíamos de nuestras lecturas: uno agarraba La Voluntad y decía: `Mirá estos tipos’. Uno de los legados de Néstor es que hoy podemos hacer política con ustedes”, afirmó. “Veo en las caras de ustedes una generación que está viviendo otra oportunidad”, señaló.
“El 27 (de octubre) me cortó: tenía la misma angustia que cuando murió el General”, contó Alejandra López Comendador, que militaba en la JTP. “Pero cuando murió el General sabíamos que íbamos a perder. Hoy tenemos esperanza. Y ustedes tienen que levantar la bandera”, les pasó la posta. “Yo los conocí en los asados de mis viejos (mi madre está sentada por ahí). Para mí eran como héroes”, dijo Alvaro, de rulos y anteojos. “No sé si vamos a estar a la altura”, se preocupó Antonia, de City Bell, que militó en los noventa, y ahora la muerte de Kirchner hizo que le “picara el bichito de nuevo”. “Los veo muy humildes. No fue tan poco lo que hicieron ustedes en los noventa”, respondió otro ex conductor de la JUP setentista, como para desmitificar y empezar otra historia.
Por Werner Pertot, Página/12, domingo 28 de noviembre
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