LA INSPECCIÓN A CLARÍN, O COMO TRANSFORMAR UN HECHO NORMAL EN EL PEOR DE LOS ATROPELLOS POSIBLES

LA INSPECCIÓN A CLARÍN, O COMO TRANSFORMAR UN HECHO NORMAL EN EL PEOR DE LOS ATROPELLOS POSIBLES

Según se supo, unos 200 inspectores de la Agencia, inspeccionaron Clarín el jueves pasado, despertando la ira y la indignación del multimedios, y al parecer de todos los argentinos bienpensantes.

Que barbaridad, están inspeccionando Clarin. ¿Cómo el gobierno se atreve a semejante cosa? ¡Es un ataque a la libertad de prensa! ¡Kirchner es casi un dictador!

Ricardo Kirschbaum, editor general del Diario denunció “acoso del gobierno” y destacó que “es la primera vez en la historia del diario que sucede una cosa así”.

Inmediatamente me vinieron a la cabeza las declaraciones del Presidente de TyC, Marcelo Bombau, cuando aclaró que “había pasado por la embajada norteamericana para informar sobre lo sucedido” en relación a la ruptura del contrato entre TyC y la AFA.

Esta, pertenece a ese tipo de declaraciones que se realizan en tono indignado, pero sobre las que si se rastrea un poco, se encuentran dos cosas.

Uno: la gravedad de lo que se está diciendo.
Dos: el ambiente que rodea al diciente, que por estar fuera de la realidad puede llegar a pronunciar una barbaridad semejante creyendo que tiene razón, que el mundo es como ellos creen.

Bueno Kirschbaum, acaba de pronunciar una de esas frases. “Es la primera vez en la historia del diario que se realiza un operativo sorpresa”. Ah, nos queda claro, ningún otro gobierno en la historia mandó inspectores al Diario.

Qué opinarán de esto los miles de comerciantes que son inspeccionados por la AFIP cotidianamente. Las casas de ropa y los restaurantes, las inmobiliarias, los supermercados, los teatros y los cines o las cooperativas y los corralones.

Qué opinarán los empresarios PYMES, que tienen que abrir sus puertas a los inspectores de la AFIP permanentemente.

Sin ir más lejos, en los últimos días vino la AFIP a la Asociación Civil que presido. Pidió todos los papeles, llenamos formularios, hicieron entrevistas, revisaron los balances, etc. Y no hice ninguna conferencia de prensa ni armé un escándalo por ser “intimidado” por la AFIP.

El mismo jueves, estaba en un bar tomando una cerveza y a las dos e la mañana entró una inspección conjunta del Ministerio de Trabajo, del de Salud y AFIP. En un bar que no debe tener más de 200 metros cuadrados, como 20 inspectores.

Para los encargados del bar, no fue un escándalo, no hicieron conferencia de prensa ni se sintieron perseguidos por el Estado. Simplemente accedieron al control sin reclamar nada.

Claro, los defensores de la “libertad de expresión dirán que fueron 200 inspectores, que es mucho”. Siendo una de las empresas más grande de la Argentina, con miles y miles de metros cuadrados de oficinas y miles y miles de empleados ¿Es mucho 200 inspectores? La realidad es que no.
También dirán que “es en el marco de la pelea con el Gobierno? ¿Y? Es parte de las reglas de juego. Te enfrentás con el intendente y te manda la patrulla municipal, te enfrentás con el Gobierno Nacional y te mandan la AFIP.

¿O acaso hay algo que esconder? Quines ejercemos el periodismo sabemos que sí, que Clarín esconde entre otras cosas trabajadores en negro, violación al estatuto del periodista, violación a la ley de contratos de trabajo y restricciones a la organización gremial.

Por otro lado estuvo la reacción del Gobierno, desentendiéndose de la inspección. Aníbal, que para mí es uno de los diez mejores cuadros políticos de la Argentina, la pifió y dijo “fue una operación”.
Es una respuesta ridícula. Quienes conocemos como funciona el gobierno sabemos que nada de esa magnitud se le escapa a la conducción. Mejor hubiera sido decir las cosas como son, que es una vergüenza que en 50 años de historia ningún gobierno se animara a ver si Clarín cumple con sus obligaciones.

El monopolio ha transformado un hecho positivo para la sociedad –el control de las empresas por el estado- en algo terrible, imposible de aceptar por la gente bienpensante.

Esa gente bienpensante debería reflexionar unos segundos y comprender que si a ellos la AFIP los vuelve locos con inspecciones, ganancias, ganancias presuntas, etc, etc etc, es bueno que alguna vez le toque rendir cuantas a los más grandes.

Sino propongo que ningún comerciante deje entrar más a la AFIP a su negocio y realice conferencias de prensa en la vereda para denunciar el atropello a la “libertad de comercio”.

Les aseguro que no va a ir ningún medio en su auxilio. Los medios se cuidan el culo –que bastante sucio lo tienen- sólo entre ellos.

Federico Martelli
Secretario General del MUP
Presidente del GRUPO MANUEL BELGRANO
Presidente CEAE