Ley de medios: la batalla de tribunales

Ley de medios: la batalla de tribunales

Por Néstor Piccone

Como nunca antes hay un poder que aparece jugando fuertemente con definiciones políticas que trascienden el rol judicial tras el que habitualmente se ocultaron.

El gran triunfo de Héctor Magnetto está en haber reconstituído desde el Monopolio Mediático el frente electoral, que en el 2011 le fue esquivo. Porque Cristina Fernández de Kirchner obtuvo el 54 por ciento  teniendo la agenda mediática en contra.

Magnetto vuelve a gobernar avanzando sobre los poderes del Estado. Ya lo había hecho con gran parte de los partidos políticos y ahora lo hace con la corporación judicial y su máxima expresión: la Corte Suprema de Justicia.

¿Por qué es tan difícil esta pelea? ¿Por qué la agenda mediática se impone a la política?

Las reglas del hacer mediático son diferentes a las reglas de la política. En un mundo ganado por las tecnologías informáticas no debería extrañar que los Medios se impongan al hacer político, sindical, cultural y hasta económico.

En las guerras se prueban las nuevas tecnologías y, así como se pasó del garrote a la espada y de esta a los cañones, no todos llegan al mismo tiempo a manejar las mismas armas, y quienes las fabrican son los que en principio mejor las manipulan.  Los drones, aviones no tripulados, son un arma de avanzada que muy pocos tienen en su poder.

En la batalla ideológica, esa que no se gana sólo con el poderío bélico, hoy se imponen aquellos que tuvieron la capacidad de unir tecnología, con recursos económicos, alianzas internacionales y capital simbólico. En la Argentina el máximo exponente es el Grupo Clarín, que dirige Héctor Magnetto. Tiene la ventaja del mando unificado de distintas herramientas comunicacionales y de la dependencia de muchos sectores que para existir necesitan aparecer en los Medios y la concentración del Grupo se los propone y facilita.

El kirchnerismo, el primer gobierno de la democracia que se atrevió a gobernar por sobre los mandatos de los Grandes Grupos Concentrados hoy padece una ofensiva en la que se unen los fondos buitre y parte del gobierno de EEUU, con la aerolínea privada chilena LAN,  los integrantes de las fuerzas armadas condenados por lesa humanidad en alianza con sectores del Servicio Penitenciario que liberan presos y algunos políticos que como globo de ensayo postulan a voz en cuello la defensa de represores y torturadores. Mientras se quiere utilizar la parcial derrota electoral como trampolín para imponer el modelo económico de los años 90, volviendo a proponer acuerdos a la baja con el FMI.

La prensa organiza, decía Vladimir Ilich Lenin y quien  mejor expresa ese mandato  – en la  Argentina-  es Héctor Magnetto.

El kirchnerismo sin prensa propia (los medios estatales son del Estado, los privados de la ideología del mercado) sin  poder aplicar la Ley de Medios en su totalidad está en desventaja frente a los drones mediáticos y la organización del frente opositor, que no está sólo en los Partidos Políticos ni en algunos de los que asistieron a la convocatoria de la presidenta en Río Gallegos.

Clarín expondrá esta semana en la Corte Suprema de Justicia sus argumentos, los que, si no hay censura, podremos seguir por televisión y debatiendo en la calle.

Muchos se preguntan ¿Es sostenible un nuevo sistema de medios en la Argentina? Una respuesta está en el manejo de la Caja que dejan los millones de argentinos abonados al sistema del cable. El cable es rentable y con el monopolio del cable, Clarín sostiene todo el Grupo.

Por eso el miedo que Magnetto tenía hacia el 7D era que el gobierno expropiara el cable. Magnetto también cree la mentira que construye.

Plata para financiar el nuevo sistema de Medios hay, la pone el pueblo para ver televisión. Esos fondos en lugar de ir a las arcas del monopolio podrían ir a los canales y radios de los pueblos originarios, comunitarios, cooperativos, sindicales, universitarios, públicos estatales y no estatales de arraigo local. Ese es el fondo de la cuestión que se esconde en el palacio de Tribunales.

Néstor Piccone. Licenciado en Psicología, periodista, miembro de la Coalición por una Comunicación Democrática