El pasado 21 de agosto, miles de personas de todo el país realizaron una vigilia manifestándose frente a los tribunales de las grandes ciudades o capitales provinciales, para dejar bien en claro que en la Argentina, ya no se avasallará a nadie por su sexo o situación.
Con la consigna “justicia para las mujeres", en la ciudad de La Plata se hicieron presentes las compañeras Claudia carpintero, coordinadora de la red provincial por las mujeres libres de violencia de género y la Secretaria de Género e igualdad de Oportunidades del MUP, Marisa Peralta, entre otras.
El documento fue labrado ese mismo día a nivel nacional y dice:
”Esta Vigilia Nacional es una intervención pública convocada por la "Brigada Contra la Violencia Machista", integrada por mujeres y hombres de distintas extracciones partidarias, disímiles ocupaciones laborales, diferentes edades y diversas ciudades de residencia, que se han unido con el objetivo de luchar por una vida libre de violencias para las mujeres o personas de identidad de género femenina.
En todo acto, queremos manifestar nuestra disconformidad con los Poderes Judiciales que carecen de perspectiva de género, los cuales dictan sentencias atenuadas contra los feticidas, permiten la libertad de los agresores denunciados, demoran excesivamente en el dictado de medidas cautelares, o incluso desconocen el falle de la CSN sobre aborto no punible, provocando todo ello la consiguiente falta de protección hacia la mujer que se plasma en sufrimiento y muerte.
Todos los años se perpetran más de 200 femicidios en nuestro país. Y la mayoría de ellos tiene algo en común: varias denuncias previas que encontraron como respuesta desidia en el procedimiento y desconfianza y maltrato hacia los denunciantes.
Las mujeres maltratadas muchas veces no realizan denuncias porque no encuentran una respuesta institucional válida a su pregunta de “¿para qué acudir a la Justicia si no lleva a nada y encima en las comisarías y juzgados te van a revictimizar?”.
Y, cuando el sistema da alguna respuesta, las sentencias son mínimas, los agresores son rápidamente liberados, la mujer denunciante vuelve a quedar desprotegida y a merced de su agresor, muchas veces con su situación agravada justamente por haberlo denunciado. Y eso muchas veces tiene un final predecible: la muerte.
Como ejemplo de lo que mencionamos podemos recordar el fallo que rebajó la pena del asesino de Wanda Taddei aplicando la atenuante de la emoción violenta, la decisión de un tribunal de segunda instancia en La Pampa que permitió el “avenimiento” en el caso de Carla Figueroa quien finalmente fue asesinada por su pareja o un reciente fallo en el que un policía fue condenado a ocho años de prisión por el crimen de su pareja.
Padecemos un Poder Judicial machista, patriarcal, en el que las mujeres no somos respetadas ni siquiera cuando formamos parte de él: la Violencia de Género y la discriminación son parte del sistema mismo.
Vamos avanzando en leyes como la 26.485de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres pero la mayoría de los y las juezas no la aplican. Cuando el sistema patriarcal está grabado a fuego en las mentes de quienes lo tienen que ejecutar, la acción judicial es patriarcal y favorece al violento. Y una Justicia violenta un una Justicia cómplice.
Exigimos a la Justicia que escuche a las mujeres víctimas de la violencia, que se deje de hablar de “emoción violenta” o “crimen pasional”, que entienda que dejar a los violentos impunes es alentarlos a perdurar en su conducta.
Esto no pasa en un juzgado, o en una ciudad determinada: no es un problema local. Es por ello que esta noche, en todo el país, estamos reclamando Justicia con perspectiva de género. Personas de todos los partidos, de todas las creencias, de todas las clases sociales estamos convencidas que, de algún modo, se puede cambiar. Comencemos.”