Tranquera bis casi Rawson; barrio Agustín Ramírez de Florencio Varela; casa de la familia Fretes. Hasta allí se trasladó el vicegobernador Gabriel Mariotto, para escuchar a la familia y vecinos de Carlos Gabriel, “El Pelado”, quiénes cansados de tocar puertas, solicitaron la presencia del vicegobernador. De la reunión participaron también el abogado de la familia, José Luis Calegari y abogados del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales).
La intervención de Mariotto provocó una inmediata respuesta institucional: horas después de la reunión, el ministerio de Seguridad dio la orden de la intervención de la comisaría 2° y se inició una investigación interna que, según los vecinos, tendría que haberse iniciado hace mucho. “Nosotros avisamos que iba a haber un muerto”, dicen los vecinos.
La trama
El 11 de diciembre pasado, apareció el cuerpo sin vida de Carlos Gabriel “El Pelado” Fretes en un descampado de Longchams del conurbano bonaerense. Tenía 22 años y había sido brutalmente torturado. “Lo cortaron, lo destrozaron y lo cargaron en un auto”, relata Lisandro Fretes, el hermano de Gabriel. Desde una vivienda cercana a su casa en el barrio Agustín Ramírez, lo trasladan a un descampado de Longchamps donde lo rematan destrozándole la cabeza con un pedazo de concreto, según consta en el expediente judicial.
Por el hecho hay pedido de captura de cinco personas. Una de ellas, sindicado como principal responsable del brutal asesinato, es Claudio Mena, quién se desempeñaba en el barrio como presidente de la Comisión Vecinos Unidos –una suerte de armado vecinal que funciona en distintos barrios de esta localidad para promoción de tareas comunitarias-, y que los vecinos denuncian como “el narco” del barrio. Según el hermano de Gabriel, Mena mandó a matar a su hermano, a quien acusaba por un supuesto robo que había ocurrido en su casa. El narco quería dar una señal fuerte y lo eligió al “Pelado”.
El abogado de la familia Fretes y militante social de Florencio Varela, José Luis Calegari, en diálogo con AgePeBA, relató que “todo el barrio conocía que este personaje era quién se encargaba de la distribución y comercialización de drogas en el barrio. Todos menos la policía”.
Calegari asegura que según indican los vecinos “era habitual la presencia policial en la casa de Mena”. Mientras tanto, según el relato de Callegari, Mena iba ganando poder en el barrio y “llegó a instalar una cocina de droga a una cuadra del CIC – Centro de Integración Comunitaria- que funcionó durante varios meses. “Estaba a la vista de todos”.
La presencia policial constante en la casa de Mena y las vinculaciones políticas que alegaba tener este personaje, hacían que la comisaría de la jurisdicción no sea un lugar “confiable” para denunciar “nada”. Sin embargo, prosiguió el abogado, “un vecino radicó una denuncia, esa denuncia fue derivada a la fiscalía y nunca más supimos nada. La denuncia planteaba concretamente que había un circuito de venta de drogas y que se sospechaba que el que la manejaba era Mena. Esa denuncia nunca prosperó, la fiscalía nunca avanzó y Mena se había transformado en una figura importante del lugar”.
Según los vecinos del barrio Agustín Ramírez, Mena coptaba pibes del barrio para que trabajen con él en el negocio de distribución de sustancias ilegales y lo relacionan también con el negocio de la prostitución infantil. El clima era irrespirable. Callegari asegura haber sido interceptado en una ocasión por Mena y otra persona en la calle “me arrean y amenazan: dejate de joder con los pibes”, en referencia al trabajo social que Calegari desarrolla en el barrio.
La pueblada
El domingo 11 de diciembre, un patrullero de la comisaría 4° de Longchamps para frente a la casa de la familia Fretes. El “Pelado” había muerto con su DNI en los bolsillos. Un carrero había encontrado el cuerpo torturado del pibe en un descampado en la esquina de Ezeiza e Irigoyen de esa localidad. La indignación fue total.
El barrio se levantó en repudio de este crimen anunciado. “El día 11 fue muy notoria la soledad. No sólo fue la muerte del Pelado, sino el enfrentamiento en el barrio”, relata Callegari. La policía llegó al barrio y comenzó a reprimir a los vecinos que salieron a la calle.
Al personal de la Segunda se sumó personal del GAD (Grupo de Apoyo Departamental). Hubo incendio de vehículos, casas quemadas y represión. “Jamás se hizo presente el Jefe de distrito, ni nadie –asegura Calegari- es muy común que por problemas mucho menores se presente alguien. En este caso no fue nadie. Se trataba de una pueblada, con corte en la Monteverde, coches quemados, casas quemadas. Algo ahí no andaba bien”.
“En el momento que se inicia la pueblada, los chicos – hermanos y amigos del Pelado – hicieron un esfuerzo muy grande por mantener la casa de Santiago Mont, donde había sido torturado Fretes- sin que nadie entre”. Hasta entonces no había presencia policial.
El abogado cuenta que en el medio de los disturbios, “empiezan a llegar pibes más grandes, que no los conocían en el barrio queriendo prender fuego la casa de Mont donde había sido torturado el Pelado y desde donde se lo habían llevado”. Lisandro Fretes cuenta que interceptó a esta gente que supuestamente quería venganza y alegaban ser amigos del chico asesinado y que los paró “yo conozco a todos los amigos de mi hermano, rajen de acá”. Había que preservar las pruebas.
Por el sitio "infoplatense.com.ar"