Massa: el traidor

Massa: el traidor

Según el Licenciado en Sociología, Aritz Recalde “la realidad es que el país creció cinco puntos en lo que va del año y que avanza pese a los Profetas del Odio. El país de las “formas” de Clarín y la oposición “sonríe en la TV” y “augura el fin de la discordia”. Cuando las “formas” gobiernen el país, la realidad va a ser la de los años 1990 o de la actualidad de España y Grecia”.

Las corporaciones económicas y los grupos monopólicos de los grandes medios de comunicación, siempre han tratado de tentar a dirigentes para frenar los proyectos colectivos de país como el que encarna el Kirchnerismo desde mayo de 2003.

El candidato a diputado por el Frente Renovador, Sergio Massa resultó ser un títere de las corporaciones, porque no puede sostener su propuesta en una historia y proyecto colectivo; sólo apuesta a pretensiones individuales y deja al descubierto el verdadero poder que lo impulsa, que es el de los grandes grupos económicos que quieren devolvernos al país para 15 millones de argentinos. Ese país noventista en el que no haya ascenso social por trabajo y nuevos derechos, sino privilegios que amplíen las brechas sociales y las desigualdades que el Kirchnerismo ha logrado reducir en esta década ganada.

Al cierre de su campaña Massa dejó de ocultar quiénes son sus patrocinadores. No tuvo reparos en anunciar ante un banquete de grandes empresarios su programa presidencial: seguridad jurídica para las empresas privadas, desideologización y desregulación, reformulación de alianzas internacionales, generación de confianza para atraer inversiones, superación de fricciones con “el campo”, mejora de la competitividad industrial tocando el tipo de cambio; mirar al futuro y no al pasado, volver a endeudarse en el mercado financiero; permitir que los bancos vuelvan a intervenir en el sistema jubilatorio; establecer una política de metas de inflación, lo cual implica ajuste sobre salarios y gasto público; luchar contra la corrupción, replantear la política energética y garantizar la independencia de la Justicia.

Rememorando al Pocho en tiempos de traidores

“El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor”.

“Quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero.

Y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.

Dice Mao Tsé Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando contrario.

Esto lo hemos observado todos, no hay peronista que no haya observado este tipo de disidencia sospechosa, pero más que nada negativa para el trabajo de conjunto que debemos realizar.

En el Movimiento Peronista esto tiene su remedio, porque el Movimiento Peronista ha sido creado y conducido en forma de desarrollar sus propias autodefensas.

En esto hay una tremenda similitud entre el organismo fisiológico y el organismo institucional; en el organismo fisiológico ocurre un fenómeno del cual debemos aprender.

Si el hombre no tuviera sus autodefensas hace miles de años que hubiera desaparecido de la tierra.

Solamente son las autodefensas las que conservan la especie.

No son ni los médicos ni la penicilina, desgraciadamente. Ahora, ¿cómo se generan las autodefensas?

El protector de ella es el microbio, un germen patógeno que entra al organismo, que a su vez genera sus propios anticuerpos, de los que salen las vacunas, las inmunidades que crea la propia enfermedad. Esos microbios generan esos anticuerpos y son estos anticuerpos las autodefensas del organismo.

En lo institucional pasa lo mismo: cuando el Movimiento Justicialista fue creado, yo me persuadí de esta necesidad y de esta verdad y dejé actuar al Movimiento con la mayor libertad posible.

Cada uno hizo lo que quiso dentro de él.

Claro que eso dio lugar a que aparecieran algunos de los que se denomina traidores en política o tránsfugas, como los llaman otros.

Pero, ¿qué son los tránsfugas? o ¿qué son los traidores dentro del organismo institucional de la política?

Y, son los microbios que entran y generan las autodefensas que ya se han producido dentro del Movimiento.

Es decir, el Movimiento se defiende de por sí, porque los movimientos o los partidos políticos o las organizaciones que no tienen sus autodefensas desaparecen, como habría desaparecido el hombre si no tuviera las suyas.

Por eso la conducción de un movimiento político ha de pensar en la necesidad de dar esa absoluta libertad.

Ahora hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro Movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento, puede ser lo que dice Mao, -que se haya pasado al bando contrario.

Pero generalmente defiende un interés no un ideal, porque el que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal.

Es que en la política además de los ideales juegan los intereses, desgraciadamente (…).

El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor.

Quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero.

Y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.