La ministra de Seguridad, Nilda Garré; su par de Trabajo, Carlos Tomada; el diputado nacional y referente de la agrupación La Cámpora Andrés Larroque; el legislador porteño del Frente para la Victoria Juan Cabandié y el secretario de Seguridad, Sergio Berni, entre otros, hicieron mención a la obra del Padre Mugica en el comedor en el que el padre desplegó su obra.
Previamente, se celebró una misa en la parroquia Cristo Obrero, donde Mugica cumplía su tarea pastoral y a donde fueron trasladados sus restos en 1999, después de estar enterrados en el cementerio de la Recoleta.
Tras las palabras de los dirigentes, entre mates cocidos y tortas fritas servidas por los trabajadores del comedor, se inició la proyección de la película realizada por el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, que narra la obra del Padre Mugica.
Durante el breve acto, Garré instó a "seguir trabajando en la senda que eligió el padre Mugica para que este lugar deje de ser la Villa 31 y 31 bis y se convierta en el barrio Carlo Mugica, un barrio más de Buenos Aires".
La funcionaria recordó que tuvo "el privilegio de trabajar con él cuando era muy joven"; y además "la satisafacción personal de que haya sido quien me casó, por primera vez, en el año 1968, en una ceremonia en la que marcó mensajes como la injusticia de que muchos tuvieran tan poco, y pocos tuvieran tanto".
Tomada, visiblemente emocionado, afirmó en su breve discurso que el padre Mugica "puede estar muy tranquilo y muy orgulloso porque muchos de los que están acá hoy siguen con su obra y sus principios".
Larroque señaló que "en la militancia de los años 90´, éramos peronistas pero teníamos pocos ejemplos de peronismo; y uno era el del Padre Mugica, por el testimonio de los que habían compartido su lucha".
Cabandié, en tanto, agradeció "que cada 11 de mayo podamos recordarlo al Padre Mugica; mucho más que aún quedan muchos compañeros desaparecidos que no tenemos una fecha para recordarlos".
En la misa, realizada una hora antes, el padre Guillermo Torre, párroco de Cristo Obrero, remarcó que "no hay mejor amor que dar la vida" y que "siempre sostuvo la vocación de ser el sacerdote de los más humildes".
El padre Mugica pertenecía al movimiento de sacerdotes tercermundistas, que estuvo vinculado a las luchas populares del país en las décadas de 1960 y 1970, y fue el fundador de la parroquia Cristo Obrero en la villa 31.
El cura fue asesinado el 11 de mayo de 1974 en una emboscada cuando se disponía a subir a su automóvil, estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano, tras celebrar una misa.
La causa por los crímenes cometidos por la Triple A la lleva adelante el juez federal Norberto Oyarbide, quien los consideró como delitos de "lesa humanidad" y, con esa decisión, logró que la causa sea considerada imprescriptible, ya que corría serio riesgo de ser archivada.