Y digo supervivencia y no profundización, como dice Néstor Kirchner, porque creo que para hablar de profundizar el modelo, hace falta debatir primero, con qué fuerza política pensamos hacer eso.
Porque de 2003 a esta parte han sido muchos los ensayos y los anuncios, pero por errores propios de los espacios políticos o por decisión de Kirchner, no se ha construido una fuerza social, económica, política y cultural que sea el soporte estratégico del proyecto.
Muchas son las explicaciones que he escuchado y que hemos debatido colectivamente con los compañeros.
Una dice que Kirchner no quiere construir el “kirchnerismo”, que le alcanza con acordar con los sectores que van tomando relevancia en cada momento. Según esta teoría, el kirchnerismo es un espacio extremadamente pequeño –que no quiere crecer- al que le basta con la política de alianzas: CGT, UIA, movimientos sociales, radicalismo K, socialismo K, PJ, etc, y que de acuerdo al momento y a la disposición de fuerzas se agrupan o desagrupan en torno al kirchnerismo.
De acuerdo a nuestra formación doctrinaria, el movimiento y el partido son “la base de sustentación” del proyecto político. Así lo hemos estudiado siempre y nos descoloca Kirchner al bombardear al propio kirchnerismo en pos de acuerdos superestructurales, que, en algunos casos apenas duran días, pero de los cuales siempre salen malheridos “los compañeros”.
Nos descoloca porque vemos las experiencias de los países latinoamericanos, donde Tabaré Vázquez tiene al Frente Amplio, Evo al MAS, Lula al PT, Chavez al PSUV, Ortega al FSLN o Correa a la Alianza País. Alguno dirá, “acá tenemos el Frente para la Victoria”.
Bueno, digamos que el Frente nunca pasó de sello electoral, que nunca tuvo una sola instancia orgánica, sacando dos reuniones en el Hotel NH, promediando el conflicto con el campo, en la que el único que hablo fue Néstor.
Me acuerdo que uno que estaba al lado mío, presidente de un partido aliado, más ingenuo que yo, me pregunto antes de empezar ¿podremos dar una opinión?
Otro compañero podrá decir “nuestra fuerza es el Partido Justicialista”. Pero entonces se comprueba la idea del comienzo: no hay fuerza para profundizar el proyecto.
La estructura media del justicialismo está tomando distancia del kirchnerismo. Se han parado en la vereda de enfrente el PJ de Córdoba, San Luis y Santa Fé, se alejan poco a poco el de Chubut, La Pampa y Mendoza, y hay serias disputas internas entre alineados y opositores en Salta, Misiones y Entre Ríos. En la Provincia de Buenos Aires hay tres situaciones.
Los que se fueron con De Narváez y Solá, que siendo genéricos calificamos como el peronismo marginal-mercenario del conurbano y el peronismo-oligarca en el interior (Se que es contradictorio, pero de que otro modo se puede llamar al peronismo que sube a la cosechadora con la SRA).
La segunda situación es la de los que desde adentro del PJ provincial, e incluso encabezando nuestras listas, hablan o actúan abiertamente contra el proyecto. Caso por ejemplo de Néstor Auza, primer candidato a concejal en Tandil, que dice abiertamente que no es kirchnerista y que Néstor no lo representa. También hay varios que en la tribuna son el gordo Cook, pero están llamando a cortar boleta contra Kirchner.
El tercer caso es el de los intendentes, que han decidido jugar a fondo con Kirchner, pero que no tendían problema en pegar el salto si las cosas no salen bien.
En síntesis, son fuerza “alquilada”. Y no quiero ser injusto con algunos, una minoría, que sienten este proyecto como propio, pero, para no entrar en terreno fangoso, mejor no nombrar a ninguno, el tiempo dirá.
Es cierto que en el seno del justicialismo existen una gran cantidad, digamos miles, de militantes convencidos del modelo y de la necesidad de consolidar el proyecto nacional. De hecho la mayor acumulación de cuadros nacionales y populares se encuentra en el PJ y ninguna otra fuerza política puede acercarse a ello, el problema radica en que esa nueva generación no ha llegado a lugares de conducción y por ende no tiene relevancia a la hora de definir los alineamientos.
En síntesis, con esta fuerza podemos salvar la ropa, ganar con hasta diez puntos de ventaja, pero no podremos ir más allá de eso.
La oposición sabe de nuestras debilidades y por eso están tan lanzados. Cuesta creer que enarbolen un discurso abiertamente neoliberal, xenófobo, cuasi colonial, y que pese a ello sigan gozando de una amplia intención de voto y un tratamiento excepcional de los medios.
Nunca creí, después de ver la argentina del 2001, que alguien pudiera decir la palabra ajuste en televisión y salir indemne. En el programa “a dos voces” Francisco De Narváez planteó que había que reducir a cero las retenciones.
Preguntado por Bonelli sobre que hacer con el déficit fiscal que eso generaría contestó: “habrá que hacer un ajuste fiscal”. En el mismo programa, Alfonso Prat Gay tildó de ignorante la política económica del gobierno por no endeudarse con el FMI.
Estaba indignado y no paraba de repetir “El FMI tiene plata para prestar y el gobierno está tan ideologizado que se niega a ir a pedir un crédito” Pensé: no creo lo que estoy escuchando.
Detengámonos un minuto en la figura de este joven prometedor. La revista 23 en su última edición señala que Prat Gay, quien hoy encabeza la lista de la Coalición Cívica, fue denunciado por Mario Cafiero, diputado del ARI (del ARI, no del PJ) por maniobras fraudulentas y estafas durante la crisis financiera de 2001, cuando el Golden boy era ejecutivo del JP Morgan, uno de los bancos de inversión más grandes del mundo.
En 2007, la justicia pidió la indagatoria de Prat Gay y una lista de banqueros y funcionarios como imputados en el delito de “administración fraudulenta”.
El Fiscal de la causa, Oscar Amirante concluyó que durante la crisis del 2001 “existió un plan destinado a proteger y favorecer a determinados grupos de poder económico y en especial a los patrimonios de los bancos”, entre ellos el JP Morgan.
Hoy esta causa (15764/04) está adjuntada a otra similar (11885/02) que descansa en el despacho de Oyarbide. A tal punto era la vinculación entre Prat Gay, el JP Morgan y el gobierno de la Alianza, que Cavallo lo postuló como Presidente del Central.
Su pliego no prosperó en el Senado por un dictamen de la Oficina Anticorrupción que señalaba, palabras más, palabras menos, que no se podía poner al lobo a cuidar las ovejas, ya que el JP Morgan era uno de los colocadores de la renegociación de la deuda conocida como “Megacanje”.
Con el país en llamas, y bajo la gestión de Duhalde, finalmente su pliego pasó y Prat Gay llegó al Banco Central. Finalmente el Lobo tenía la llave del corral. Y hablando de corral, cabe mencionar una perlita más. Esta señora Carrio, que basa su campaña en la ética y la moral, parece no recordar el informe que ella misma firmó sobre lavado y evasión de dinero.
En ese informe que incluye 1400 personas que fugaron plata al exterior durante el corralito, Part Gay aparece en el puesto 67 con 786 mil dólares. Una moneda que se le dice. Ahora, si uno dice estas cosas, esta contribuyendo a generar un clima crispado.
Que me dicen de Carrio que en “Desde el Llano” dijo “Se acuerdan como hicieron fraude en el 2007” en un claro sentido de deslegitimar el gobierno de Cristina y ya ir instalando la idea de que va a pasar lo mismo.
Y anticipándose a una derrota en el conurbano dijo, en pleno siglo XXI “Es cierto que los pobres están esclavizados, pero la clase media está frivolizada”. ESCLAVIZADOS!!!! Creo que nunca había ido tan lejos esta señora en sus declaraciones, que para peor, no son salidas de su locura mística, sino que forman parte de una mirada profundamente reaccionaria que los porteños han construido sobre quienes vivimos en el conurbano bonaerense.
Una mirada racista, xenófoba, unitaria, neocolonial, que dice, “de la general paz para allá están los bárbaros, los barra bravas, los piqueteros, los intendentes, los cartoneros, los pibes chorros, los inmigrantes”.
Dígalo señora, explicítelo aun más: En el conurbano viven “LOS NEGROS”.
Esos negros que votamos a Kirchner no solo porque es peronista, sino por la profunda transformación económica, política, social y cultural que está realizando.
Por la calidad institucional, que para la inmensa mayoría de los argentinos es sencillamente, acceder a las instituciones básicas del Estado.
Acceder a una escuela, tener agua potable, tener jubilación, tener asfalto, tener casa, acceso a la salud, a poder hacer una denuncia en la justicia, a que el Ministerio de Trabajo pare un despido.
Eso es institucionalisdad, la presencia de las instituciones en el quehacer cotidiano de la mayoría. En estos aspectos basta solo con mirar el incremento de presupuesto destinado a estos fines de 2003 a esta parte, para darse cuenta de la dimensión del proyecto en marcha. (Todavía me acuerdo que fue un radical amigo el que me dijo días antes del triunfo de De la Rua en 1999 “La ley más importante de todas es la de presupuesto, porque ahí se acaban los discursos y se ve en la práctica cuanto está dispuesto a gastar un gobierno y en qué)
No voy a ponerme en esta nota a describir TODO lo hecho por nuestro gobierno, sería interminable y no viene al caso, simplemente hacer una aproximación al por que de un fenómeno político que pese a tener a los bancos, el campo, los medios y la iglesia en contra, va primero en todas las encuestas.
Porque evidentemente, con este tamaño de enemigos, que fueron y son los pilares del proyecto antinacional y antipopular, tendremos que reforzar nuestra construcción política y social para hacer frente a lo que viene, el 29 a la mañana. Durante posprimeros años de gobierno no se necesitó a la militancia.
Las unidades básicas, las agrupaciones, los movimientos solo eran necesarios para llenar una plaza o agitar banderitas en un acto. Kirchner tenía la mejor unidad básica de todas: al menos un TV por casa que interpelaban de manera benevolente, cuando no positiva, a “la gente”.
Frente al conglomerado de medios opositores que están jugados a causar el mayor daño posible al gobierno, los intendentes han revalorizado el papel de la militancia a tal punto que para muchos, el puerta a puerta, manzana por manzana, es la garantía del triunfo electoral.
Queda de acá al 28 una sola consigna: HAY QUE GANAR. El 29 vendrá el tiempo de la reflexión, las críticas y las autocríticas.
Federico Martelli
Secretario General
Mesa Nacional MUP