Columnas de humo y detritos cubren cielo y tierra. En los hospitales llegan con medios diversos restos humanos de todas las edades en condiciones humillantes. Muchas de las víctimas son niños. En Gaza ha desaparecido desde hace tiempo la piedad. Desde hace tiempo sobre este rincón de Mediterráneo se ha tendido un velo tras el que Israel puede hacer lo que quiera para imponer la rendición total a cambio de una vida vegetativa sin dignidad ni humanidad. Es una matanza anunciada, el Ministro de Exteriores israelí lo ilustró hace tres días en el Cairo, en una rueda de prensa con el Ministro de Exteriores egipcio. Europa y los Estados Unidos fueron informados de ello, el Ministro de Exteriores italiano lo reveló hace dos días a la radio, esperando una intervención sin daños colaterales.
Los palestinos han sido dejados solos, abandonados. El mundo cubre los crímenes de Israel. Bajo los bombardeos desfilan los cortejos fúnebres con la participación, a veces ordenada y a veces enfadada, de quién no quiere atemorizarse y no quiere renunciar, aceptando en silencio morir o hundirse en la irrelevancia junto a su causa.
Mientras sobre la pantalla de Al Jazeera salen en directo las imágenes, el portavoz del ejército israelí declara que sólo es el principio de la nueva fase de la guerra contra el terrorismo, concepto remachado por el Ministro de Defensa y secretario del partido laborista Barak.
A diferencia de aquí, aquellas imágenes han llegado en directo a millones y millones de casas en todo el mundo árabe e islámico, junto a aquellas cotidianas que acompañan la triste historia del pueblo palestino desde hace sesenta años, sumando odio al odio y rencor al rencor y poniendo una piedra sepulcral sobre la credibilidad de Occidente, que está listo a mandar nuevas tropas a Afganistán, después de haber destruido Irak, para "restablecer la paz y llevar la democracia y la libertad."
Hoy la esperanza de una solución política aún está más lejana. Los palestinos están cada vez más divididos, Abu Mazen sale aún más debilitado y burlado, las instituciones internacionales son ridiculizadas junto a los líderes árabes "moderados." Los mismos que no han logrado poner punto final al asedio que ha visto bloqueada para un millón y a medio de palestinos, la comida, el agua, el carburante, la electricidad y las medicinas desde hace seis meses durante la tregua observada por Hamás, ni han logrado garantizar la entrada en los Territorios Ocupados al Enviado para los Derechos Humanos del Secretario de las Naciones Unidas, rápidamente expulsado por las autoridades israelíes. La resistencia palestina contra la bárbara ocupación y la más larga de la historia es un derecho legítimo, sobre este principio no se pueden aceptar compromisos si no es en presencia de un verdadero proceso de paz, con serias garantías de eficacia de parte de la comunidad internacional, y no de un proceso farsa que permite a Israel anexionar otros territorios, violar ulteriores derechos, infligir mayores sufrimientos y lesionar la dignidad de un pueblo poniendo en ridículo sus instituciones democráticas y representativas. Pero el lanzamiento de los misiles artesanales Kassam contra Israel forma parte de una guerra absurda, que aumenta el sufrimiento de los palestinos y les provee a los israelíes de una coartada para perpetrar crímenes, y lleva a una dinámica perversa a las relaciones Hamas-Al Fatah. Manifiesta también la división en la región entre los llamados radicales y moderados.
Del mismo modo, la enésima matanza forma parte de las dinámicas internas pre-electorales israelíes. Hemos asistido como en las últimas semanas a una competición entre extremismos entre los varios exponentes más importantes de la política israelí en el inicio de su campaña electoral. Esto demuestra de un lado la impermeabilidad israelí a las legítimas reivindicaciones nacionales palestinas con la desnaturalización de la cuestión de la ayudas humanitaria y del otro el desplazamiento a la derecha de la sociedad israelí, que se inclina sólo a quien hace exhibición de los músculos y usa palabras insensatas.
En este momento, en todo el mundo árabe, toma forma una gigantesca oleada de indignación contra los regímenes árabes, que sólo en las últimas horas se han visto obligados a condenar la agresión israelí. Después de meses de silencio, el gobierno egipcio ha mandado a la frontera de Gaza las ambulancias para evacuar a los heridos pero muchos de ellos han rechazado ser transportados. Manifestaciones y choques inflaman Cisjordania y también los palestinos de ciudadanía israelí. Israel declaran que esta guerra esta destinada a perdurar, le hilera de los cuerpos sin vida se alarga frente a la plaza del hospital de Gaza y el estruendo de los bombardeos continúa. El foso entre Occidente y Oriente se agranda aquí a causa de la política israelí y del apoyo incondicional a su política que es dado por los Estados Unidos y Europa. ¿Descubrirá Barack "Hussein" Obama alguna vez la desesperación de Gaza y Cisjordania? ¿Se dará cuenta del debilitamiento de las alianzas norteamericanas en la región? ¿Y que no son las guerras sino la solución de la cuestión palestina lo que está a la orden del día? De otro modo el riesgo es que el lanzamiento de zapatos contra los regímenes corruptos podría revelarse bien pronto un arma despuntada y tardía.