De las políticas que llevo adelante en esos años quedan hoy miles de seguidores y un partido fuerte.
Tuvo formación en el colegio militar de la Nación y ascendió dentro del ministerio de Guerra. En 1943, durante el gobierno de facto del general Farrell, fue puesto a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Con esa función y a través de un programa radial ganó prestigio entre los obreros, al mismo tiempo que los conservadores exigían su renuncia y llegan a enviarlo a prisión.
Conocida la noticia, los trabajadores, salieron a las calles pidiendo su inmediata liberación. En 1946, el líder fue votado por primera vez como presidente del país, para reelegirlo en 1952.
En esos años se aprobaron muchas leyes progresistas, que defendían derechos de los trabajadores, y protegían a niños y ancianos. Se otorgó el voto a las mujeres, nacionalizaron los ferrocarriles y los servicios públicos. Hubo fomento del desarrollo industrial, construcción de viviendas, escuelas y hospitales para los sectores populares.
A estas acciones se sumó la obra de su mujer, Eva Duarte de Perón, quien cumplió una enorme tarea de asistencia social a nivel nacional.
Enfrentado a la Iglesia, como a sectores de poder civil y militar, lo derroca un golpe en septiembre de 1955 y Perón se exilia hasta 1973.
Su partido político fue proscripto. Muchos de sus seguidores fueron encarcelados y asesinados. Pese a esto, su figura e ideas políticas siguen influyendo en todas las elecciones posteriores.
Hasta que en 1973, levantada por la dictadura militar de entonces la proscripción de Perón y su partido, el peronismo vuelve a ganar elecciones y el país lo tiene como presidente una tercera vez. Pero solo puede ejercer el gobierno, durante algunos meses, porque muere el 1 de julio de 1974.
A décadas de su muerte, en Argentina continúa fuerte tanto su figura como su legado político.