![](https://mupargentina.com.ar/imagenes/20151216101349_12390843-668135599994790-2262654929881793926-n.jpg)
EL PULGAR DE DIOS
El gesto solidario de Sebastián Palacios para que pueda soñar desde su cama.
Por Manuel Ernesto Rivas
Los ojos de Daniel Maidana, el niño de 9 años que está internado hace cinco en la terapia intensiva del Hospital de Niños, se llenaron de brillo y felicidad cuando junto a su cama se colocó el delantero de Boca Sebastián Palacios. No podía creer que estuviera allí ese jugador al que observa en cada partido que disputa el equipo del que es fanático, en ese televisor donado para distraerlo del tedio que le provoca permanecer conectado a un respirador de manera permanente.
Quizá tuvo deseos de abrazar a su ídolo, pero la atrofia muscular espinal, tipo dos, se lo impide. Sólo puede mover su pulgar derecho. Palacios pone ante sus ojos una camiseta con los colores del xeneize y la sonrisa es plena. Más amplia todavía cuando se la firma. En derredor, está el jefe de la terapia, el doctor Lorenzo Marcos, quien comenta la situación de Daniel y saluda al deportista. Cerca están los médicos y enfermeras que asisten a los pacientes que están en el lugar.
Todos están contentos porque se cumplió uno de los sueños del niño, que sufrió la decepción de querer conocer a los "Nene Malo", cuyo representante lo dio por asegurado pero nunca ocurrió. Entre los médicos se destaca Priscila Botta, quien es una de las que más consiente a Danielito, como todos lo conocen.
También está a la derecha de la cama el artífice de este encuentro, el dirigente Luis Romano, quien se hizo eco del pedido del pequeño, que llegó a sus oídos a través de nuestro diario. El joven político destaca que no es sorprendente que Palacios tenga estos gestos, porque "siempre que vuelve a Alberdi organiza algún evento solidario", como el partido a beneficio que el próximo domingo disputará con jugadores locales en la cancha de Marapa.
"Yo veo todos los partidos de Boca", le dice Daniel a su ídolo, quien sonríe. Alguien apunta que lo quieren hacer hincha de River, pero él responde en seco: "nunca", mientras se aferra a una nueva camiseta, que acerca El Tribuno de Tucumán y que le entrega el jugador. No es casualidad, porque Daniel es el corresponsal honorario del diario en la terapia intensiva del hospital.
Palacios le toca la cabeza, él lo mira y sonríe. Cerca está la novia del jugador, Johana, una entrerriana de la ciudad de Diamante, cuyos ojos verdes brillan de emoción ante el gesto de la persona amada. Las fotos se suceden, los flashes se multiplican mientras desfilan los integrantes de esa terapia y los familiares de los pacientes. A las fotos se suma Marta, la mamá del niño, quien desde hace cinco años duerme en una reposera al lado de su hijo.
Esa solidaridad de los presentes ante una enfermedad que no tiene cura, es digna de destacar, pero también la fantasía con la que afronta este pequeño su dolencia."La enfermedad no afecta el nivel cognitivo", nos confirmará luego la doctora Botta cuando se le señala la lucidez de Daniel.
Más tarde vendrá la despedida, luego de que Daniel, en su rol de jefe honorario de la terapia intensiva, negara licencia a las doctoras.
"Hay que trabajar", dice generando risas, incluso de Palacios. El niño promete usar la camiseta en cada partido que vea. Quizás sueñe que puede explotar en un pique eléctrico de los que concreta el jugador sobre el verde césped. Quizás se sueñe saltando y, como aquel chico de Villa Fiorito, conecte con su pulgar derecho -lo único que la enfermedad le permite mover- el balón hacia el fondo de las redes…