
Más de 1000 congresales, dirigentes y militantes de todo el país nos encontramos este 9 de mayo con la oportunidad para el debate de ideas, el intercambio de opiniones y la formulación de propuestas para construir un peronismo revolucionario que nos acerque cada día más al sueño de Juan y Eva Perón: una patria justa libre y soberana.
Somos plenamente conscientes de que nuestra revolución aún está inconclusa, que vivimos en un país y un continente que pese a ser extremadamente favorecidos en sus recursos naturales y humanos, son profundamente desiguales y millones de compatriotas sufren penurias injustificables.
Esto es así porque una minoría oligárquica, especuladora y profundamente inhumana, se apoderó durante décadas de los resortes del poder económico y desde esa posición de poder orquestó maniobras políticas y militares para mantener sojuzgados a los pueblos.
Esa injusticia, inaceptable para quienes vemos en el otro un hermano y en la realización colectiva la nuestra, parió un movimiento revolucionario que tuvo su bautismo en las calles el 17 de octubre de 1945, parió un líder extraordinario como fue Juan Perón y parió a la abanderada de los humildes, la compañera Evita.
Desde la muerte del General Perón el 1° de julio de 1974 pareció perderse la esperanza de poder construir una patria para todos. El golpe cívico-militar, la democracia condicionada, la traición, la entrega, la desocupación, el hambre y la represión fueron los denominadores comunes durante casi 30 años. No nos entregamos ni dejamos de luchar, perdimos muchas batallas y muchos compañeros, pero siempre perseguimos ese momento mágico descripto por el gordo Cooke “Cuando culmine el proceso revolucionario argentino, se iluminará el aporte de cada episodio y ningún esfuerzo será en vano, ningún sacrificio estéril, y el éxito final redimirá todas las frustraciones pasadas”
Por eso, el 25 de mayo de 2003 cuando Néstor Kirchner dijo “Vengo a proponerles un sueño (…) quiero una Argentina más justa” comprendimos que nuestro tiempo había llegado y que los sueños postergados podían hacerse realidad.
En estos 11 años hemos realizado grandes transformaciones que nos pusieron nuevamente en la senda del desarrollo nacional. Néstor y Cristina retomaron las banderas de Perón y Eva y con una dedicación absoluta emprendieron la tarea de restituir y crear derechos económicos, políticos, sociales y culturales.
Pero al igual que en el gobierno del General Perón, están agazapados los liberales que trabajan desde adentro y desde afuera del Movimiento para domesticarlo y quitarle la capacidad transformadora. Hablan de un gobierno “autoritario”, “confrontativo”, “que no respeta la seguridad jurídica”, que “se lleva por delante a los demás poderes” y que “se aísla del mundo” precisamente porque quieren un gobierno dócil, sin posiciones doctrinarias, que sea neutral entre los poderosos y los humildes y que se arrodille frente al FMI y la embajada.
El establishment busca quebrarnos ideológicamente para quebrar la unidad del Movimiento Nacional Justicialista. Ya lo hicieron en el 89 y buscan repetir. El año pasado lograron desprender a los elementos más débiles que corrieron tras los cantos de sirena para alinearse en el campo antinacional.
Por ello, este Congreso Nacional, más allá de ratificar a la nueva Conducción, debe ser garantía de la unidad del Peronismo bajo la conducción de Cristina Fernández de Kirchner y el legado de San Martín, Rosas, Perón, Evita, Néstor Kirchner y los 30 mil compañeros detenidos-desaparecidos.
En ese camino, con el protagonismo de la juventud, del movimiento obrero, de los empresarios nacionales y de los intelectuales, tendremos la oportunidad de dejarle a las próximas generaciones una patria libre, justa y soberana.
ESE ES NUESTRO DESAFÍO.
HAGÁMOSLO REALIDAD.