Por Ramiro Gómez
– ¿Cuales son las políticas centrales del Ministerio en el tema de Género?
– Lo que se esta haciendo desde la Dirección de Género es fortalecer los territorios, trabajar en el fortalecimiento de los equipos municipales y de las organizaciones de la provincia de Buenos Aires. La Provincia cuenta con la Ley 12.569, de Violencia Familiar, que marca las tareas cotidianas y que plantea en uno de sus artículos que en los territorios se administren las mesas locales que son el espacio donde se organizarán y concentrarán las acciones en relación a la problemática. Lo que estamos haciendo desde el inicio de la gestión es acompañar y fortalecer ese accionar. Porque para trabajar violencia de genero, lo fundamental es que a la mujer no se re victimice. Para lograrlo tenemos que tener un estado presente y políticas activas. Tienen que funcionar las organizaciones que trabajan contra la violencia familiar y violencia de género y el Estado tiene que estructurar toda la red de contención, fortaleciendo el Estado municipal en ese accionar junto a los organismos existentes. Eso se tiene que hacer desde lo local, desde abajo. A eso apuntamos.
– ¿Qué estamos haciendo concretamente?
– Tratamos de construir en el área de género un Estado presente, un Estado militante. Los militantes en el Estado abocados a este tema debemos generar, además de los mecanismos institucionales, los presupuestos acordes, los equipos interdisciplinarios en territorio, los profesionales en salud, psicología, los jurídicos que puedan armar equipos que puedan acompañar a las mujeres que se atreven a salir de la violencia familiar.
Del Ministerio dependen, de manera directa, dos Hogares de Tránsito. Estos hospedajes son para proteger a la victima de violencia que necesita urgente salir del lugar donde esta recibiendo la agresión. Hasta tanto se efectúe la exclusión del hogar del agresor.
Estamos haciendo todo un trabajo planificado de intervención y acompañamiento en el hogar. De escucha. De ordenamiento, dividir roles, ver de qué se ocupa cada uno en el hogar. También de recuperación edilicia de los dos lugares. Haciendo cumplir el protocolo de hospedaje y trabajar con el personal, que en definitiva es un personal que esta trabajando con personas en situación de vulnerabilidad y que durante muchos años no habían sido acompañados en su rol de cuidadores. Estaban cuidando personas pero no se los estaba escuchando a ellos.
Después, como decía al principio, estamos tratando de fortalecer a las mesas, se hizo un relevamiento de cómo funcionan por municipio, cómo articulan con otras áreas locales. En aquellos municipios donde no hay mesa se está haciendo la tarea de convocarlos para que la constituyan. La mesa es importante porque elabora la guía de recursos en el territorio, para que una mujer que sufre de violencia pueda saber a donde dirigirse y el Estado también pueda acompañar ese proceso. Ingrese por donde ingrese una mujer, ya sea por una comisaría haciendo una denuncia, por salud, por educación, etc., hay un proceso de acompañamiento. En eso se esta trabajando fuerte desde el territorio.
En las redes sociales y con una campaña gráfica estamos haciendo un trabajo de difusión del 0-800 – 666 – 5065, que es una línea propia del Ministerio de Desarrollo que cuenta con una guía de todos los recursos que existen en la Provincia de Buenos Aires. Cualquier persona que llame desde el 0800 se la deriva, se la conecta con el organismo que desde lo local puede darle el acompañamiento que esa persona esta necesitando.
Apostamos fuertemente a que cada mujer pueda rearmar su red. Su red familiar, su red de amigos y de las instituciones que tenga más cercanas para que no se la aparte y se la pueda fortalecer. Trabajar mucho el tema de la autoestima y que pueda recuperar su vida y su autonomía luego de un hecho de violencia.
Una mujer cuando decide salir de esa situación, que es una decisión fundamental en su vida, hay que acompañarla para que no desista. Para que no vuelva a lo que se conoce como el círculo de violencia, y no retire la denuncia, sino que tenga la fortaleza suficiente para avanzar luego de tomar la decisión de denunciar al agresor.
– ¿A dónde tenemos que llegar?
– Bueno para saber dónde tenemos que llegar tenemos que saber de dónde venimos. El tema de la violencia de Género y Familiar tiene que ver con una situación de opresión histórica de la mujer en general. Que a través de los años y gracias, fundamentalmente, a las organizaciones políticas compuestas por mujeres en todo el mundo han luchado para visualizar la problemática, para generar la legislación y los tratados nacionales e internacionales que ayuden a mejorar el tratamiento de la problemática y para impulsar desde los ejecutivos todos los mecanismos institucionales necesarios para, primero, evitar la violencia, segundo, cuando la violencia esta, acompañar en un proceso, que quizá lleva hasta años a una mujer víctima de violencia.
En el caso del Movimiento, gracias a la tarea desarrollada por la compañera Marisa Peralta, secretaria de Género del MUP, se han logrado realizar y participar en todos los espacios de género, militando para sumar y generar conciencia.
– ¿En los últimos años o décadas el problema se agravo o solamente es más visible?
– Bueno, estadísticamente no lo podemos contestar porque justamente es el déficit que tenemos, y es lo que estamos elaborando que es el registro de los casos de violencia, un RUC de la provincia de Buenos Aires. La Provincia no tiene hoy una estadística unificada de todos los casos. Cada organismo elabora su estadística.
Creo que en general hay mayor visibilidad. Los medios toman los casos cuando ya llegamos a un femicidio o cuando el caso de violencia contra la mujer alcanza elementos de morbosidad. Con lo cual ahí lo que falta es tomar el tema desde una perspectiva de género y desde una perspectiva de derechos humanos. Tratando de no revictimizar a las victimas.
Por otro lado, sabemos que hay un mayor caudal de denuncias que ingresa por distintos registros, es probable que esté vinculado a una construcción cultural que se esta instalando y ha logrado un avance. Hay un conocimiento de que la situación de violencia no sólo es un golpe, es la opresión, presión económica, el control de con quién hablo o qué hago. Todos estos temas ya están más expuestos.