Aunque en la Casa de Gobierno se mantuvo el hermetismo, se estimaba que en las próximas horas la mandataria viajará desde El Calafate hacia Río Gallegos, para visitar el panteón de su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, antes de emprender el regreso a la Capital Federal.
A su llegada a Olivos, la jefa de Estado convocará a sus principales colaboradores para diagramar detalles de la delicada operación que encabezará el cirujano y oncólogo Pedro Saco en el Hospital Universitario Austral, de la localidad de Pilar, que se realizaría a las 11,30, según se adelantó.
Por su parte, el secretario de Comunicación Pública y portavoz presidencial, Alfredo Scoccimarro, debía en esta jornada definir cómo será la comunicación a los medios que se harán presentes en gran número en ese centro asistencial privado, para transmitir a su vez a la población el estado de salud de Cristina Fernández.
La mandataria recibió el jueves pasado en Olivos, por dos veces, al vicepresidente Amado Boudou, quien la reemplazará al frente del Poder Ejecutivo por 20 días (aunque se estimaba que podrían ser más) a partir de la operación del miércoles.
La jefa de Estado realizó su última aparición oficial el miércoles pasado, en un acto en la Casa de Gobierno, en la que habló de la enfermedad que padece con buen ánimo, y hasta reconvino a Boudou "guarda con lo que hacés", en tono amistoso, referido a que quedará al frente del Gobierno, al menos en lo formal.
El fin de semana, la Presidenta se limitó a pasar las fiestas de fin de año con sus hijos Máximo y Florencia; su nuera Rocío García; su cuñada y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; su suegra, María Juana Ostoic; su madre, Ofelia Wilhelm, y otros familiares cercanos.
Sin embargo, se comunicó repetidas veces con el senador Miguel Angel Pichetto, jefe del bloque oficialista, a raíz de la trágica muerte del coterráneo gobernador de Río Negro, Carlos Soria, en la misma noche de Año Nuevo.