CONCLUSIONES MESA FEDERAL AGOSTO 2008

CONCLUSIONES MESA FEDERAL AGOSTO 2008

LOS HECHOS   Una medida técnica como la Res. 125 desató un paquete explosivo de contradicciones en torno a intereses económicos concretos respecto a la disputa por la renta extraordinaria de las actividades de exportación de soja. Se descubrió que los términos de la alianza con estos sectores en torno a la matriz productiva y financiera agro exportadora construida durante los años noventa no sería fácilmente modificable a la hora del reparto de los excedentes generados. Lo que se venía discutiendo con un grupo de empresas contadas con los dedos –las exportadoras-, pasó a debatirse con toda la cadena de valor.   Esta cadena de valor, incluye además como novedad de los últimos años, la creciente inversión de sectores de clase media alta urbana en los pools sojeros, repotenciando la lógica de apropiación individual y sectorial en torno a la glorificada OPORTUNIDAD de la que tanto se habla. A este conflicto se subió toda la oposición política, incluida los sectores conservadores y liberales del Partido Justicialista, que pese a que hasta ahora habían acompañado a Nestor Kirchner, nunca terminaron de aceptar el programa político del Kirchnerismo. Aprovechando el quiebre le cobraron todas las facturas juntas. El voto de Cobos no es ni más ni menos que la expresión más conservadora de la coalición de gobierno. Podemos decir que ha traicionado el mandato popular, pero en definitiva no es más que la demostración de que jamás acompañarán medidas de cambio que afecten y modifiquen la estructura económica y de poder liberal forjada en los años de la dictadura y de la democracia restringida. El apoyo de sectores sociales altos y medios, arrastrando vía propaganda mediática a sectores de opinión de trabajadores y pobres también refirma la existencia de una derecha, que no es nueva como dicen algunos sino que fue el conglomerado social, político e ideológico que ha dado sustento a los sucesivos golpes de estado y configura la reacción ante cualquier posibilidad de construcción de un Proyecto Nacional y Latinoamericano.   NO SE PUEDE HABLAR DE POLÍTICA NACIONAL SIN HABLAR DE POLÍTICA INTERNACIONAL J. PERÓN   Afirmar esto es reconocer que la disputa abierta en nuestro país no es más que la conexión local de una situación global. En este aspecto los hechos nacionales se encadenan a los hechos que vienen sucediendo en Latinoamérica, donde Estados Unidos viene promoviendo, mediante la doctrina de “Golpe suave” del AEI[1], que se define así misma como “una forma pacífica de hacer la guerra” la desestabilización de los gobiernos populares. Descartada la posibilidad de intervención militar, la CIA y el Departamento de Estado han diseñado esta doctrina que basa su accionar en el desgaste de los gobiernos democráticos, explotando las contradicciones internas de cada país. Sobre el fomento de los regionalismos, el federalismo y las autonomías regionales, esta doctrina busca fragmentar la unidad nacional de los países de América Latina. Todo ello con un discurso pacifista, haciendo siempre referencia a Gandhi y con un claro mensaje antipolítico y antisindical. Con la complicidad de los grandes medios de comunicación y las cadenas internacionales repiten discursos conductistas y extremadamente simplistas, reduciendo el debate político a las consignas. Esta política es la que se ha venido aplicando en Venezuela desde 1998 y ha sido el soporte sobre el cual la oposición ha lanzado todas las medidas de desestabilización, como el paro patronal de 180 días y el referéndum revocatorio. En Bolivia han fomentado las autonomías regionales y han estancado el proceso de reforma constitucional, paso fundamental para la refundación boliviana. Es preciso entonces, para la aplicación de una estrategia correcta, entender que Argentina es parte del mismo campo de batalla política. Cabe prestar atención al discurso liberal en el punto al que se refieren a los alcances de la globalización. Cuando se habla de economía, de negocios, de inserción en el mundo, de precios o de seguridad jurídica, se los hace desde la globalización y las condiciones que esta impone. Para los liberales, estos no son problemas argentinos, son temas internacionales que vienen así dados. Ahora, cuando lo que se debate es la política y la estrategia de desarrollo nacional, quieren hacernos creer que los problemas son solo nuestros, que la estrategia de Estados Unidos y las multinacionales no tienen ninguna ingerencia en los asuntos internos de nuestro país. Abordar el conflicto con las entidades rurales, entendiendo que es parte de una batalla más amplia es el punto de partida básico para entender la dinámica del mismo.   CONCLUSIONES DEL CONFLICTO   Mirando lo ocurrido en torno al conflicto con “el campo” debemos tratar de extraer conclusiones para aprender y para definir nuestra acción política destinada a CONSTRUIR LA FUERZA DEL PROYECTO NACIONAL Y LATINOAMERICANO.   En este conflicto hemos visto como las tácticas de acumulación por la vía de alianzas de superestructura dan resultados relativos en la coyuntura. Reafirmamos entonces que es necesaria una estrategia de construcción de poder propio, de poder popular organizado, no solo en defensa del gobierno y sus iniciativas, sino que también sea parte de la elaboración y toma de desiciones sobre las mismas. Este proceso de construcción de fuerzas debe articular de manera ineludible la organización de las bases con las políticas macro económicas e institucionales. Estas últimas hacen a la transferencia de riqueza y a la generación de condiciones políticas e institucionales para que los más pobres accedamos al bienestar. Pero la indispensable organización popular en torno a una nueva matriz económico y a nuevas formas de participación en las decisiones políticas hace a la fuerza de sostén del Proyecto Nacional y Latinoamericano. De esto se trata, como planteamos nuestra acción militante a la luz de estos últimos meses de lucha frente a un enemigo aún poderoso, casi invisible y confuso entre el empresariado, la derecha política y amplias masas de clases acomodadas. Este enemigo es fuerte en la construcción simbólica de consignas mediáticas e intérprete y conductor de sentimientos que hacen a la lectura de la realidad desde esa lógica instalada de “primero yo” y de las “corporaciones económicas y sociales” antes que una estrategia colectiva de un país para todos. Saben que operan sobre años de cultura individualista y de supremacía del objetivo de renta y apropiación personal y sectorial por sobre una cultura de solidaridad y Proyecto Nacional y Latinoamericano que se reconstruye a partir de 2003 pero que sufre permanentes contradicciones y debilidades. Esas flaquezas están en el triunfalismo de quienes creen que todo depende de manejar las variables de la superestructura política y mantener en el redil a lobos disfrazados de ovejas. Están en la ingenuidad que sólo la satisfacción de algunas necesidades urgentes, convence y enamora al conjunto de los trabajadores y basta para generar apropiación del proceso por los compañeros.   La suma de tácticas aisladas no hace a la estrategia. La conducción personalizada no hace a la comprensión y reproducción de la fuerza social necesaria para sustentar la ejecución y defensa de las decisiones políticas. Esta instancia de lucha para resistir el alzamiento de los “empresarios del campo” y sus aliados nos enseña que la etapa de emergencia ya pasó. Que ahora se abren años de disputa real y concreta, ya no por la distribución de la riqueza, sino por el Proyecto político y económico que establece las condiciones institucionales y matrices productivas de la Argentina y Latinoamérica. También muestra que debemos profundizar la determinación y explicitación de los ejes estratégicos de conducción y de la metodología organizativa que garantice su realidad.   COMO SALIR DE LA CRISIS   El primer paso será hacer un reconocimiento del carácter de la crisis. Según nuestro punto de vista esta fue una crisis de poder. Concretamente no hemos tenido el poder político y social suficiente como para avanzar sobre la distribución de la renta agropecuaria. Esta definición, que para algunos es casi obvia, no lo es tanto, ya que se repiten argumentos en referencia a los errores que se cometieron durante el conflicto o a las traiciones de tal o cual senador. Si hay coincidencia en la conducción política del proyecto nacional, de que la falta de poder real fue la principal causa de la derrota, podremos replantearnos los pasos a seguir, que podemos enumerar en tres partes, profundamente ligadas entre si.   RENOVACIÓN DE LA COALICIÓN DE GOBIERNO – RENOVACIÓN DEL ESTADO – FORTALECIMIENTO DE LA MILITANCIA   Evidentemente la coalición de gobierno se ha resquebrajado. Es un momento oportuno para reorganizar la representación política, dando mayor espacio al movimiento obrero y a la juventud. Debemos estar muy atentos sobre este punto, ya que lo natural, lo establecido, sería que la representación política se reconstruya con los mismos que jugaron del lado de las patronales del campo. Intendentes, concejales, diputados y referentes que se mostraron apoyando a los ruralistas van a ser los primeros en querer ocupar un lugar en el FpV. Frente a esto, los nuevos actores del proyecto nacional están hoy en la CGT, en la CTA y en las organizaciones de la Juventud. Es un momento oportuno para reconocer la personería a la CTA e incorporar algunos de sus cuadros. También lo es para que la CGT profundice su participación incorporando cuadros gremiales y de sus institutos de capacitación a la construcción política. Respecto de la juventud, ya no hay más excusas para seguir marginando a la militancia de la referencia política y de gestión. El lugar de reconocimiento a Juan Cabandié es un importante paso, pero de no expandirse la experiencia, no será más que la excepción que ratifica la regla. Y esto no cuenta solo para la coalición política, también debe reflejarse en el ESTADO. Hoy tenemos un estado que no ha logrado romper con la lógica neoliberal de funcionamiento, que a pesar de las iniciativas de la conducción de los Ministerios, está casi paralizado de la mitad para abajo. Las políticas públicas son la base sobre la cual se puede asentar el proyecto político, pero para ello necesitamos un “estado militante” que se relacione abiertamente con la comunidad y sus organizaciones libres, que rompa con la lógica neutralista. Necesitamos un ESTADO NACIONAL Y POPULAR si queremos un PROYECTO NACIONAL Y POPULAR. Esto implica reformas profundas y sobre todo remover a las capas geológicas funcionarios y técnicos de formación antipopular. Por más que muchos de nuestros funcionarios se reconozcan “kichneristas” en su lógica de trabajo cotidiano son burócratas tibios que no están dispuestos a profundizar el cambio en Argentina. Evidentemente una transformación de las estructuras del Estado y la renovación de los funcionarios no se hace de un día para el otro y por ende también debemos pensar alternativas de acción estatal bajo nuevas leyes o disposiciones particulares. Respecto del fortalecimiento de la militancia, este es un paso fundamental ligado a los dos anteriores. Sin recursos económicos y sin formación política es muy poco, y bastante artesanal, lo que la militancia puede hacer. Es de manual entender que una batalla no se puede dar con los soldados desprovistos de los pertrechos necesarios. En estos 130 días de conflicto quedó demostrado que la militancia del kirchnerismo no tiene los recursos necesarios para hacer frente a la situación.     [1]Albert Einstein Institution del filósofo Gene Sharp. http://www.aporrea.org/tiburon/a36531.htmlhttp://www.voltairenet.org/article123805.html