En Corrientes, el sistema electoral, y resultado de las urnas mediante, habilitó a los primos Ricardo Colombi y Arturo Colombi, para que diriman en segunda vuelta, cuál de los dos será gobernador.
Quiénes hace años, venimos trabajando en una opción diferente, que por escasos votos no accedió al balotaje, nos vemos impelidos a elegir, no sólo a quién votar, sino más que nada como votar.
No podemos olvidarnos que antes de la interna del PJ, proceso que derivó en la candidatura oficial de Fabián Ríos, les dijimos a los compañeros y a los independientes “Que los Colombi resuelvan sus problemas en el patio trasero de una casa en Mercedes” .
Tampoco podríamos actuar, desde la resignación, el dolor o la tristeza por no estar en la segunda vuelta, nada que provenga desde lo emotivo solamente, sin ser tamizado por la razón o la convicción nos movilizaría a nada serio.
Vamos a centrar en definir como votar y no a quién votar, básicamente porque más allá de no sentirnos libre políticamente (por responsabilidad de nuestros gobernantes) lo que pretendemos es la libertad política, y esto se define en como vamos a votar, dado que los que se plantean, a quién votar, no están actuando libremente, lo hacen, lamentablemente, condicionados.
Tanto Ricardo como Arturo, tuvieron la posibilidad de comentar a la sociedad que van a hacer, sin explicar porque no lo hicieron cuando gobernaron, claro esta, con nuestra provincia. Sin embargo, tanto Ricardo como Arturo, se dedicaron a denunciarse mutuamente, nos contaron, según cada cuál, quién ha robado más, nos mostraron sus propiedades en afiches y hasta funcionarios de ambos, se encuentran tras las rejas o tienen causas abiertas en avanzado estado procesal.
Cuando finalice el mandato que se inicie en diciembre, serán 14 años de gobierno radical. Nuestro partido formo parte de una alianza con este partido, durante dos períodos, y todos sabemos, y mucho más los funcionarios designados en pos del acuerdo, que muy poco se ha cumplido y más que una sociedad, fue una sumisión hacia Ricardo y Arturo.
Sí los Colombi hubieran sido respetuosos con el sistema político, habrían dirimido sus postulaciones pasando primero por una elección interna, explicando a la ciudadanía porque no hicieron lo que prometieron cuando llegaron al poder, y que van a hacer cuando lleguen y finalmente, hubieran presentado sus respectivas declaraciones juradas de bienes.
En vistas a que pretendemos actuar libremente, respetando a nuestros órganos partidarios que se expidieron, vamos a votar la lista 2, a Fabián Ríos, nuevamente, por más que el sistema, justamente, considere el voto como nulo.
Pensar que tenemos que elegir entre las opciones válidas, es decir entre Ricardo y Arturo, no va a consolidar nuestro cosmos político, lo único que lograremos es que cada uno de los primos nos cuenten como sí fuéramos una cabeza de ganado de algunas de sus estancias.
Y esto no es una chicana política, porque en caso de que el próximo gobernador, nos demuestre con su accionar que hará las cosas por la mayoría de los correntinos, sin importar nuestro color político o cuál de los Colombi nos resulta menos perjudicial, no necesitará que lo llamemos por teléfono o que firmemos documentos, antes del balotaje, para que nos respeten como sujetos políticos o nos respeten desde lo institucional, sea por los fondos co-participables de municipios o la bajada de proyectos y programas.
El respeto a nuestra libertad política, por querer otra cosa que no sea Colombi, más allá que la segunda vuelta sea entre ambos, no se negocia, no se pide.
El respeto a nuestra libertad política se gana en el día a día y en las urnas, como casi nos ganamos el derecho a estar en la segunda vuelta, este domingo no desperdiciemos la última oportunidad de hacernos respetar por quienes nos volverán a gobernar (y van 14 años…), digámosle con la lista 2, con la boleta de Fabián, que sea quién sea, va a tener que gobernar para todos y sujetos a derecho.
“Soy libre de hacer una cosa determinada a condición de que nadie me impida hacerla o me castigue por haberla hecho o me imponga la necesidad o la obligación de hacerla” (Félix Oppenheim).